Los nuevos datos ofrecen una imagen más detallada que nunca de las causas locales, regionales y mundiales de la pérdida de cubierta arbórea.
Los seres humanos están acostumbrados a pensar en los árboles como un recurso reutilizable, pero un nuevo análisis sugiere que un tercio de toda la pérdida de bosques de este siglo es irreversible. El nuevo informe del Instituto de Recursos Mundiales (WRI) y Google DeepMind ofrece la visión más detallada hasta la fecha de lo que está contribuyendo a la deforestación, mediante la identificación de las causas de la pérdida permanente como la agricultura, la minería y las infraestructuras.
Según el estudio, el 34% (177 millones de hectáreas) de toda la pérdida forestal mundial entre 2001 y 2024 es permanente, ya que es improbable que los árboles de esas zonas vuelvan a crecer de forma natural. La agricultura es responsable del 95% de ese total, aunque existen grandes diferencias regionales. "Hace tiempo que sabemos dónde se pierden los bosques. Ahora entendemos mejor por qué", afirma Michelle Sims, investigadora asociada del WRI. "Este conocimiento es esencial para desarrollar acciones más inteligentes a nivel regional, nacional e incluso local, para proteger los bosques que quedan y restaurar los degradados".
Resulta preocupante que la proporción de desaparición de bosques vinculada al cambio permanente del uso de la tierra se eleve al 61% en las selvas tropicales, que albergan los ecosistemas más vitales de la Tierra para la biodiversidad y el almacenamiento de carbono. Es decir, 50,7 millones de hectáreas, una superficie casi igual a la de Tailandia, desaparecidas para siempre.
¿Cuál es la principal causa de la pérdida de árboles en Europa?
En Europa, los investigadores descubrieron que el 91% de la pérdida de cubierta arbórea se debe a la tala de madera, gran parte de ella en bosques gestionados en los que está prevista la regeneración.
En Suecia, por ejemplo, la tala rutinaria de madera causó el 98% de la pérdida de cubierta arbórea entre 2001 y 2024 (6 millones de hectáreas). El país nórdico es uno de los mayores productores mundiales de productos de madera, como pasta, papel y otros materiales de madera aserrada.
Después de talar los árboles, se replantan o se deja que se regeneren de forma natural. En teoría, esto significa que la pérdida de cubierta arbórea es temporal y se equilibra con la regeneración en ciclos controlados.
Pero, en términos globales, incluso los dos tercios de la pérdida de bosques por causas "temporales", como la tala, los incendios forestales, las perturbaciones naturales o los cultivos migratorios pueden dejar profundas cicatrices.
La regeneración forestal depende de cómo se gestione la tierra después, del tipo de bosque y del grado de estrés ambiental al que se enfrente, advierte el informe publicado. "Que los árboles vuelvan a crecer no significa que los bosques vuelvan a su estado original", afirma Radost Stanimirova, investigadora asociada del WRI. "Podrían almacenar menos carbono, tener menos especies o ser más vulnerables a daños futuros. Y el cambio climático está haciendo que muchos fenómenos naturales como los incendios y los brotes de plagas sean más intensos y frecuentes, lo que dificulta la recuperación de los bosques".
En regiones templadas y boreales como Rusia y Norteamérica, la tala y los incendios forestales -a menudo provocados por rayos o por la actividad humana, y luego avivados por el cambio climático- son los principales causantes de la pérdida de bosques.
¿Cómo pueden los nuevos datos ayudar a proteger los bosques?
Gracias a un avanzado modelo de IA y a las imágenes por satélite, los resultados representan un avance significativo. Al señalar las causas de la pérdida de bosques en distintos lugares, los datos permiten a los responsables políticos, las empresas y las comunidades diseñar soluciones más específicas para atajar la deforestación.
El WRI hace algunas recomendaciones inmediatas, como reforzar los derechos indígenas y locales sobre la tierra, diseñar políticas que reflejen las realidades locales de la agricultura y el uso de la tierra, mejorar la gestión y el control de los bosques y garantizar que la expansión de las infraestructuras y la agricultura se rijan por una sólida planificación medioambiental.
El organismo también subraya que la dinámica local del uso de la tierra está condicionada por las fuerzas del mercado mundial. A tal fin, debe aplicarse el reglamento de la UE sobre deforestación, que exige a los proveedores de aceite de palma, madera, café, carne de vacuno y otros productos básicos que demuestren que su producción no ha provocado una tala de bosques. Mientras tanto, añaden los investigadores, la reducción del riesgo de incendios forestales exige una gestión de incendios específica para cada ecosistema y sistemas de alerta temprana.