Gracias a importantes esfuerzos de reintroducción, Europa es uno de los pocos lugares del mundo donde las poblaciones de buitres están en aumento. Sin embargo, las actividades humanas están haciendo que esta recuperación sea frágil.
Los buitres son una especie fascinante y extremadamente útil. Estas aves carroñeras desempeñan un papel esencial en los ecosistemas, ya que se alimentan de los restos de animales muertos y contribuyen así a evitar la propagación de bacterias y virus.
Sin embargo, durante siglos, este animal fue perseguido hasta su extinción en muchas partes del continente, entre los siglos XIX y XX.
En la década de 1960 surgió en Europa un movimiento de conservación de los buitres, popularizado por los documentales del ornitólogo francés Michel Terrasse.
Diversos esfuerzos de reintroducción, apoyados por la Unión Europea, han logrado desde entonces devolver estos fascinantes animales a varias regiones del continente, como los Alpes y los Pirineos.
Sobrevolar los Balcanes
En dos regiones montañosas de Bulgaria, sucesivos proyectos LIFE europeos ayudaron a restablecer el buitre leonado en 2010 y el buitre negro en 2018, décadas después de su desaparición.
Gracias a la financiación europea, cientos de aves han sido liberadas por las ONG búlgaras Fondo para la Flora y Fauna Salvajes (FWFF) y Green Balkans, con el apoyo de socios internacionales como la Fundación para la conservación del buitre (VCF) y la Asociación Europea de Zoos y Acuarios (EAZA).
Recientemente, Bulgaria reintrodujo por primera vez tres ejemplares de quebrantahuesos, el buitre más raro de Europa, en el marco de un proyecto LIFE. Era la última de las cuatro especies de buitres europeos que aún no se encontraba en los cielos búlgaros.
Los expertos consideran que la península balcánica es un trampolín para conectar las poblaciones de estas aves en Europa con las del norte de África y Turquía, lo que es importante para el flujo genético.
Un regreso frágil
Estas reintroducciones requieren importantes esfuerzos de conservación para restaurar los hábitats, hacer un seguimiento de la evolución de las aves y sensibilizar a las comunidades locales.
Los buitres siguen amenazados por la falta de alimento, la pérdida de hábitat, la electrocución por tendidos eléctricos y el envenenamiento ilegal, uno de los mayores desafíos para su conservación. Algunos ganaderos incluso envenenan los cadáveres para proteger a sus animales de depredadores como los lobos, y los buitres resultan ser víctimas colaterales.
Otro proyecto LIFE, denominado BalkanDetox, pretende reforzar la aplicación de la ley, sensibilizar a las comunidades locales sobre esta práctica ilegal y mejorar la detección de venenos.
Algunos de los buitres liberados están equipados con sensores que rastrean su geolocalización y posición del cuerpo en tiempo real. Si la posición del ave es anómala, los miembros del proyecto pueden intervenir rápidamente para tratar al ave y localizar el posible punto de alimentación.
La Directiva de Aves, adoptada en 1979, es una de las leyes medioambientales más antiguas de la UE y protege a todas las aves que habitan en la Unión Europea. Alrededor de 500 especies de aves viven en Europa.
Su objetivo es detener el declive de las especies y garantizar su prosperidad a largo plazo. Por ello, los Estados deben tomar medidas como prohibir la caza de determinadas especies o proteger las zonas propicias para su reproducción.