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Los platos de Navidad que el cambio climático podría cambiar para siempre

Numerosos ingredientes clave de las comidas festivas se han visto afectados por el cambio climático, que hunde la producción o obliga a los agricultores a adaptarse.
El cambio climático afecta a muchos ingredientes clave de platos festivos, hace caer las cosechas u obliga a los agricultores a adaptarse. Derechos de autor  Claudio Schwarz
Derechos de autor Claudio Schwarz
Por Rebecca Ann Hughes
Publicado Ultima actualización
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Muchos ingredientes clave de platos festivos se han visto afectados por el cambio climático, con cosechas en picado y agricultores obligados a adaptarse.

Con la llegada de la Navidad, los estantes de los supermercados se llenan de productos muy apreciados para las comidas festivas, como el pavo, las patatas, la canela y el chocolate.

Es posible que los consumidores hayan notado que estos alimentos tradicionales cuestan algo más este año, o incluso que las existencias parecen más escasas.

El motivo es que numerosos ingredientes clave de los platos navideños se han visto afectados por el cambio climático, que ha reducido los rendimientos agrícolas o ha obligado a los productores a introducir adaptaciones para seguir cultivándolos.

Así está alterando el clima la despensa global y transformando nuestras comidas de Navidad:

Crisis de ingredientes para los dulces navideños

La repostería es una actividad festiva muy popular, con gente en cocinas de todo el mundo preparando dulces de temporada como pan de jengibre, pastel de Navidad o rollos de canela. Pero este año, algunos ingredientes esenciales pueden ser más difíciles de conseguir.

Desde las explotaciones cacaoteras de África Occidental hasta las plantaciones de canela en Sri Lanka, el cambio climático está afectando tanto a la disponibilidad como al precio, según un nuevo informe de 'The Weather Channel'.

El cacao, la vainilla, la canela y la caña de azúcar figuran entre los cultivos más vulnerables al cambio climático. La producción de vainilla se concentra en Madagascar, donde está a merced de ciclones y olas de calor.

La caña de azúcar y la remolacha azucarera sufren con la sequía, las inundaciones y el calor extremo prolongado. Y la canela se cultiva sobre todo en unas pocas regiones tropicales con ecosistemas frágiles.

El cacao es uno de los productos más afectados.

El cultivo requiere temperaturas, humedad y precipitaciones específicas para prosperar, pero alrededor del 97% del suministro mundial se produce en países con una calificación climática de baja a media, o inferior, según el Notre Dame Global Adaptation Index, una herramienta que combina la vulnerabilidad de un país a los daños climáticos con su acceso a apoyo financiero e institucional.

Algunos modelos climáticos advierten de que hasta el 50% de las tierras actualmente dedicadas al cacao podrían volverse inadecuadas para su cultivo en 2050 si no se adoptan variedades más resistentes al calor.

El pavo cuesta más en un clima más cálido

Según un nuevo informe de la organización de consumidores Which?, el precio del pavo fresco para Navidad en el Reino Unido ha subido un 4,7% interanual. Las granjas de pavos en el Reino Unido y Estados Unidos llevan años lidiando con el aumento de las temperaturas.

Los veranos más calurosos en el Reino Unido han provocado que las aves estén cada vez más estresadas, lo que hace que suden más, pierdan peso y encarece la carne. El precio del pavo también se ve afectado de forma indirecta por el encarecimiento de las facturas del gas, que hace más caro el funcionamiento de las incubadoras para crías.

En Estados Unidos, las poblaciones de pavo salvaje cayeron alrededor de un 18% entre 2014 y 2019, según The Wildlife Society. Como en el Reino Unido, los pavos de granja también sufren el calor, y el precio de los piensos sube por las cosechas fallidas.

Una cena de Navidad sin todos los acompañamientos

Los acompañamientos clásicos del asado navideño tampoco han escapado a los efectos del clima. La sequía redujo en 2023 los rendimientos de la cebolla en el Reino Unido en un 30%, mientras que el noroeste del Pacífico estadounidense, una importante región productora, registró en 2021 una caída del 8% debido al calor extremo.

Por el contrario, las lluvias intensas han afectado a la producción de patatas, especialmente en Bélgica, Países Bajos, Francia y el Reino Unido. El exceso de agua favorece el deterioro de los cultivos y dificulta la cosecha. En 2023, el 15% de las patatas en Países Bajos quedó sin recoger en campos anegados en noviembre, lo que provocó un repunte de los precios durante las fiestas.

La producción de coles de Bruselas en el Reino Unido también está amenazada por el cambio climático. El aumento de las temperaturas facilita la proliferación de plagas capaces de arruinar una cosecha entera.

Ya ocurrió en 2016, cuando la polilla del dorso de diamante, considerada una "superplaga", devastó los cultivos de coles y provocó pérdidas de hasta el 60% para algunos agricultores.

Además, las mayores oscilaciones de temperatura afectan al desarrollo de estas verduras, y el clima extremo de 2022 dio lugar a coles más pequeñas y de menor calidad en la temporada navideña.

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