Tras varios días de lluvias torrenciales, fuertes vientos e inundaciones catastróficas, la destrucción se extiende por todo el Caribe.
El huracán Melissa golpeó Jamaica, Cuba, Haití y la República Dominicana, inundando comunidades, arrasando cultivos y paralizando infraestructuras clave.
Las carreteras siguen cortadas y continúan los cortes de luz, mientras las familias tienen dificultades para acceder a agua potable y refugio.
Según Unicef, más de 700.000 niños se han visto afectados, muchos de ellos desplazados, y las escuelas y los servicios sanitarios sufren graves interrupciones.