Chipre sufre las consecuencias del contagio griego

Chipre sufre las consecuencias del contagio griego
Por Euronews
Compartir esta noticiaComentarios
Compartir esta noticiaClose Button

En el comedor social de Limassol, en Chipre, se ven todos los días caras nuevas. Familias enteras que buscan en este centro de la iglesia ortodoxa comida gratis. Es un cambio radical, advierten.

Chipre necesita un rescate. El país tiene problemas de liquidez y el paro aumenta. Un panorama sombrío para personas como Costas Panayi. Tiene 57 años y busca trabajo. De cualquier cosa. Pero por el momento sus esfuerzos no han dado resultado. No culpa a la falta de competitividad de la economía chipriota, a los bancos por sus malas inversiones, o a los políticos chipriotas por no haber reformado la economía a tiempo. Piensa que la culpa es del libre mercado laboral de la Unión Europea. “Tenemos un gran problema, y está yendo a peor porque cada vez viene más gente a comer aquí. No tienen comida y no hay trabajo en Chipre porque los europeos que vienen de Rumanía, Bulgaria, de todas partes, ocupan los trabajos de los chipriotas.” Pero el problema es otro: Chipre sufre su relación con la crisis griega.

No muy lejos del comedor social de la iglesia, los chipriotas, y los turistas, disfrutan en la playa de Limassol. En las últimas décadas la parte sur de la isla, dividida, se acostumbró a asombrosos datos de crecimiento y a grandes cantidades de dinero que llegaban del exterior. Pero Chipre sufre ahora la pesadilla griega. Desde hace más de un año el país no tiene acceso a los mercados de capital internacionales. Los intereses, de dos cifras, hacen imposible financiar su presupuesto.

Una nueva realidad. Cuando la iglesia empezó el programa de alimentación en Limassol, en 2003, venía muy poca gente, algunos mayores. Desde entonces el número de necesitados se ha multiplicado y muchas escuelas han pedido ayuda. Giouli Chatzaki, trabajadora social, cuenta que dan de comer a 300 personas y preparan 500 bocadillos para los niños de las escuelas. “Aquí vienen muchas familias. Los dos últimos años han venido muchas a pedir algo de comida porque es gratis y la razón es que el padre o la madre, o ambos, han perdido el trabajo. Tenemos niños que no pueden permitirse comprar un bocadillo o un zumo en el colegio.”

Chipre puede necesitar un rescate de más de la mitad de su economía. La oficina de desempleo de Nicosia está hasta arriba. La tasa ha superado el 10 por ciento. Comparado con Grecia es muy baja, pero comparada con el pasado chipriota es demasiado alta.

Andreas Polycarpou tiene 28 años y desde hace dos busca trabajo, sin éxito. Está pensando en dejar el país. “Si tuviera suerte encontraría un trabajo en el resto de Europa, en Alemania, o en Francia quizás. Estoy buscando trabajo en Australia o en Canadá pero piden un visado y no es fácil conseguirlo ahora.”

El desempleo entre los jóvenes en Grecia es el más alto de Europa: un 53 por ciento. En Chipre es del 29 por ciento, mientras Alemania tiene uno de los más bajos: un 8 por ciento. La media europea ronda el 22 por ciento.

Yianna Philippou estudió diseño gráfico. Ha bajado sus expectativas profesionales pero incluso así, el centro de empleo no le ofrece ninguna opción. Su madre está en el paro desde hace dos años y su padre, que trabajaba en el sector de la construcción, también busca trabajo. “Busco trabajo desde hace seis meses. Todos mis amigos están en la misma situación que yo, no encuentran nada. Por la crisis, me echaron de la empresa, que tuvo que cerrar una de sus tres tiendas.”

El balance de los bancos chipriotas está en números rojos por culpa de la deuda griega. Chipre prestó 23 mil millones de euros a Grecia. Por eso la recapitalización es urgente. El Banco Popular de Chipre está expuesto a Grecia en un 42 por ciento, el Banco Helénico un 17 por ciento y el Banco de Chipre un 34 por ciento. Cuando los inversores acordaron la quita sobre la deuda griega, perdieron mucho dinero. Entre ellos están los bancos chipriotas, que compraron bonos basura griegos y perdieron tres cuartas partes de su valor como consecuencia del acuerdo.

Andreas Lazarides le corta el pelo a Alex Apostolides desde que era un niño. Hoy, Apostolides da clase de economía en la Universidad Europea con sede en Nicosa, y conoce perfectamente los recortes y su gestión. “En definitiva ha habido una falta de planificación económica, el gobierno tomó decisiones esperando una recuperación, cuando estaba claro que la recuperación europea no estaba cerca. Pero mi preocupación está en las elecciones de 2013. Espero que haya un acuerdo entre partidos para las reformas, porque ayudaría a reducir las tensiones sociales.”

Las agencias de calificación bajaron la nota de Chipre a la categoría de bono basura, apuntando no sólo a los bancos sino al déficit. Conseguir una entrevista con Panicos Demetriades, director del Banco Central de Chipre es complicado en estos días. Mientras los expertos del Banco Central Europeo, del Fondo Monetario Internacional y de la Comisión Europea examinan la situación de los bancos chipriotas y del país, el nuevo director del Banco Central se posiciona en contra de grandes recortes. “Mi recomendación es básicamente que se discutan propuestas en base a un programa que proteja el crecimiento económico.”

Los carteles de se alquila o se vende están por todas partes. Symeon Matsis, economista, ha desarrollado su carrera tanto en el sector público como en el privado. Conoce bien el sector financiero chipriota, el gobierno y la administración pública. “El gobierno tiene que reducir el número de funcionarios. Tiene que recudir los salarios. Deberían cuidar el sector sanitario y controlar el coste de la salud y gestionar bien el sistema de pensiones, porque es un área muy importante en la que el gobieno no ha tomado medidas adecuadas.”

Es urgente: para reducir el déficit presupuestario la Comisión Europea quiere que Chipre lleve a cabo una reforma del sistema de salud. Dos mil cien empleados trabajan en el nuevo Hospital General de Nicosia entre ellos, 170 son médicos,, como Evagoras Nicolaides, director del servicio de cardiología. “La plantilla se enfrenta a una crisis moral, por el aumento de pacientes, hay más trabajo y por el hecho de que se les ha empezado a recortar el sueldo como una de las medidas para afrontar la crisis.”

Llegamos a Agros, una pequeña ciudad en el sur de la región montañosa de Chipre. Para ayudar a los jóvenes a encontrar trabajo, la Comisión Europea ha pedido al gobierno del país la liberalización del mercado laboral.

Andri Chadjipetri es víctimas de lo que se llaman cerebros desaprovechados: largos y caros estudios, y ni una sola oferta de trabajo. “Te puedo poner mi ejemplo: estaba buscando trabajo, y un jefe me dijo que tenía lo que requerían pero que si quería trabajar allí tenía que estar tres meses sin cobrar para ver si me gustaba y si podía hacer todo lo que él quería. Es así con todos los empresarios que no buscan trabajadores cualificados sino esclavos.”

Todavía queda alguna esperanza: Chipre ha encontrado gas natural en el sur del país que se podría extraer a partir de 2016. Una esperanza para el futuro que no evita las reformas de hoy.

Compartir esta noticiaComentarios

Noticias relacionadas

Atentados de París: un juicio, heridas abiertas y una revolución en la respuesta a ataques masivos

Alemania | El uso de las energías renovables polariza el debate electoral

Halloumi o el queso que simboliza la división y la esperanza en Chipre