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Historia del alcalde belga que invitó a Viktor Orban

Historia del alcalde belga que invitó a Viktor Orban
Derechos de autor 
Por Elena Cavallone & Ana Lazaro
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"Todos podemos vivir juntos", afirma.

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Malinas es una pequeña ciudad del norte de Bélgica de 90.000 habitantes donde conviven 130 nacionalidades diferentes.

Su ayuntamiento ha apostado con éxito por la acogida de refugiados y por la integración de los inmigrantes. Uno de sus proyectos faro ha sido el programa de citas rápidas entre refugiados y residentes, destinado a romper barreras.

"Vivimos en un apartheid amable", explica Bart Somers, alcalde de Malinas. "Todos hablamos mucho sobre los beneficios de la diversidad, pero ¿cómo conseguir que gentes de origenes tan diversos se conozcan? La lucha contra la segregación ha sido muy importante para mejorar la convivencia en nuestra ciudad".

Para evitar el avance de la extrema derecha, las autoridades han optado por reforzar las medidas de seguridad y regenerar los barrios pobres. "Cuando los niveles de criminalidad son elevados y las calles están sucias, la gente tiende a culpar en primer lugar a los políticos democráticos, lo que lleva a los extremos. Y en segundo lugar, a los inmigrantes porque es fácil culpar del declive de la ciudad a los últimos en llegar", explica Somers.

Hace apenas 20 años, Malinas tenía mala reputación en Bélgica. Los niveles de desempleo, de criminalidad y de pobreza eran muy elevados. Ahora la tendencia se ha invertido.

El alcalde de Malinas ha invitado al primer ministro húngaro, Viktor Orban, a visitar la ciudad para demostrarle que la convivencia es posible. En Malinas viven más musulmanes que en toda Eslovaquia y Hungría juntas. "Todos podemos vivir juntos", concluye Somers.

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