¿Por qué Cataluña celebra elecciones en plena pandemia? La accidentada convocatoria del 14-F

Miembros de una mesa electoral con equipo de protección durante un simulacro del proceso electoral en Terrasa
Miembros de una mesa electoral con equipo de protección durante un simulacro del proceso electoral en Terrasa Derechos de autor Govern.cat Conselleria de Comunicació
Por Rafael CerecedaLuke Hurst
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Las decisiones judiciales y sobre todo la pandemia de COVID-19 marcan una convocatoria electoral inédita y llena de obstáculos. El independentismo podría perder por primera vez en una década.

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¿Optimismo, cálculo político o necesidad democrática? Celebrar elecciones en plena pandemia es un difícil rompecabezas para las autoridades. Lo vimos en Francia que celebró la primera vuelta de las elecciones municipales entre marzo y tuvo que esperar hasta finales de junio para celebrar la segunda en condiciones sanitarias más o menos correctas y no sin polémicas. Polonia tuvo que retrasar de mayo a finales de junio sus elecciones presidenciales.

En España, el País Vasco y Galicia celebraron elecciones en julio.

Pero estas convocatorias evitaron en lo posible los momentos de mayor contagio.

Al contrario, las elecciones regionales de Cataluña de este domingo 14 de ferbrero se celebran mientras la tercera ola de COVID-19 sigue haciendo estragos en Europa y en condiciones muy complicadas. Algunos analistas lo achacan a los intereses electorales del Partido Socialista catalán, después de que el Tribunal Superio de Justicia de Cataluña obligara a celebrar las elecciones este 14 de febrero y no en mayo, como había propuesto el Gobierno catalán de común acuerdo con todos los partidos, salvo este.

Otros defienden que la Justicia se ha limitado a seguir la legislación electoral al pie de la letra.

La urgencia de celebrar elecciones

Cataluña tiene un Gobierno en funciones desde que el pasado septiembre el Tribunal Supremo inhabilitó al presidente Joaquim Torra por un delito de desobediencia al haberse negado a retirar los lazos amarillos y pancartas en apoyo a los presos del 'Procés' de los edificios oficiales.

Desde entonces ejerce en funciones el vicepresidente Pere Aragonés, que no tenía poder para convocar elecciones, entre otras limitaciones del Gobierno interino. El calendario electoral venía fijado por la Ley Electoral, al disolverse el Parlamento regional con la entrada del Gobierno en funciones.

El aplazamiento por motivos sanitarios

Vistas las cifras catastróficas de la pandemia en España, el Gobierno regional propuso, de común acuerdo con los partidos, restrasar las elecciones al mes de mayo, con la esperanza de que mejorasen las cifras.

Sin embargo el Partido Socialista de Cataluña no veía con buenos ojos la nueva fecha. Para algunos expertos los motivos sanitarios no podían prevalecer sobre el artículo constitucional que establece que "las elecciones tendrán lugar entre los treinta días y los sesenta días desde la terminación del mandato".

El Partido Socialista de Cataluña, con unas encuestas favorables, temía que los partidos independentistas aprovecharan el nuevo plazo para presentar coaliciones y reorganizarse. También temían el desgaste de su candidato, por entonces ministro de Sanidad -en plena pandemia- Salvador Illa.

El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña decide: 14 de febrero

En medio de la incertidumbre, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña decidió mantener la fecha de las elecciones. Un particular secundado por varios partidos había recurrido el decreto de aplazamiento y el TSJC le dió la razón argumentando su "interés público" y "no caer en la provisionalidad". Además el Tribunal consideraba que la pandemia no impedía celebrar las elecciones con garantías sanitarias. La sentencia llegó sólo dos semanas antes de las elecciones, con apenas el tiempo de comenzar la campaña electoral.

Emilio Morenatti/AP2021
El exministro de Sanidad y candidato del Partido Socialista de Cataluña a president, Salvador IllaEmilio Morenatti/AP2021

Un candidato controvertido: el ministro de Sanidad

Otro factor de esta complicada convocatoria es el hecho de que el ministro de Sanidad Salvador Illa dejara el cargo para presentarse a las elecciones. La oposición critica el oportunismo y que haya aprovechado la visibilidad del "asiento más caliente" del Gobierno español en el último año. Otros le acusan de abandonar el barco de la lucha contra la pandemia en un momento muy difícil.

Los socialistas defienden su idoneidad para el cargo. Los sondeos del CIS le son favorables, por primera vez en muchos años para el PSC y los partidos no independentistas. También destaca la caída en picado del partido Ciudadanos, el más votado en las elecciones precedentes y la posible entrada del partido de extrema derecha Vox en el Parlamento catalán.

Mientras los líderes del independentismo catalán siguen fuera de juego por las derivas judiciales del 'Procés' independentista que desembocó en una declaración unilateral de independencia en 2017. Los partidos independentistas se presentan bastante divididos en cuanto a la estrategia a seguir, en comparación con las últimas convocatorias.

Batería de medidas sanitarias

En previsión de que el TSJC mantuviera la fecha electoral, el Gobierno catalán ya había preparado algunos protocolos de seguridad. Se ha promocionado en lo posible el voto por correo.

Se han multiplicado los centros de votación para evitar aglomeraciones. Hasta el punto de que Cataluña ha tenido que tomar prestadas urnas de otras comunidades. Se favorecen las votaciones en locales amplios, que permitan mantener distancias de 2,5 metros y bien ventilados.

El célebre Nou Camp del F.C. Barcelona se convertirá en un gigantesco colegio electoral.

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Los miembros de la mesa electoral preparan el material sanitario en el simulacro de TerrasaGovern.cat Conselleria de Comunicació

Se ha creado la figura del responsable de seguridad sanitaria, que organizará y supervisará las medidas en los colegios.

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La más espectacular: los participantes en las mesas electorales, recibirán equipo de protección individual integral, como el de los sanitarios en primera línea, que tendrán que ponerse en la última franja horaria del día: entre las 19 y las las 20 horas, cuando voten los enfermos de COVID-19 y las personas en cuarentena por sospechas de coronavirus.

En los centros de atención primaria, se están haciendo pruebas de antígenos a todos los que se les ha convocado para las mesas electorales.

El epidemólogo Oriol Mitjà mandó un escrito a la Junta Electoral Central para que las pesonas que dieran positivo del coronavirus no tuvieran que ir a votar, pero fue denegado. "Es un riesgo para las personas que no tienen entrenamiento en utilizar un EPI adecuadamente", justificó su preocupación, argumentando que en las elecciones de Estados Unidos del pasado noviembre hubo contagios en las mesas electorales.

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El conseller de Relaciones Institucionales Bernat Solé se acercó hasta el simulacro de Terrasa para transmitir un mensaje de calmaGovern.cat Conselleria de Comunicació

¿Mesas electorales vacías?

En estas condiciones, mucha gente tiene miedo de participar en las mesas electorales. En España las mesas electorales se forman por sorteo y hay que tener un motivo legal para rechazarlo. Entre las alegaciones que se pueden presentar para no acudir figuran, ser mayor de 65 años, estar enfermo, embarazada o presentar una incapacidad.

El responsable de Participación de la Generalitat Ismael Peña-López, asegura a nuestro enviado especial Luke Hurst que "hay más riesgo en el metro" y que los colegios electorales "serán el lugar más seguro de Cataluña" el próximo domingo "aparte de quedarte en tu casa".

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Sobre el delicado momento de la votación de los enfermos de COVID-19 se muestra optimista. "Se ha instruido a la gente sobre cómo tratar a los infectados. Las personas infectadas han sido instruidas sobre cómo comportarse en ese momento. Somos optimistas".

Explica que como media sólo acudirán 9 personas a esa franja horaria, y que sólo 2 se habrán infectado, las otras 7 son sospechosas o están en contacto cercano. "Es muy fácil de manejar"

Jorge Caretero, Presidente suplente en una mesa electoral, recibió una carta en la que se le decía que ayudara en la mesa electoral del 14 de febrero y no tiene más remedio que ir.

"Estoy preocupado, sí. Desde que comenzó la situación de la pandemia, mi familia y yo no estamos en contacto con nadie. Así que va a ser un cambio enorme. No vemos ni a mis amigos y de repente tengo que ir a un sitio y ver a cientos de personas. 90.000 personas reciben esta carta. No soy una persona de riesgo, así que vale, vamos, hagámoslo, pero no entiendo por qué tienen que hacerlo ahora. Tratemos de hacerlo rápido, con pocas personas. Con todo abierto, ventanas, puertas, y todo rápido. Y crucemos los dedos" explica a nuestro enviado especial Luke Hurst.

La incógnita de la participación

Según cifras provisionales recogidas por Radio Televisión Española, 24.000 convocados para participar en las mesas electorales han presentado alegaciones para no participar, el 30% del total, una cifra inédita.

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Aún así el Gobierno catalán el 99% de las mesas tienen miembros suficientes para constituirse -gracias a un gran número de suplentes y algunas repeticiones de los sorteos- y garantiza que los resultados se conocerán esa misma noche, ante los temores de que las deserciones de las mesas pudieran obligar a retrasar la publicación.

Ismael Peña-López asegura que en la Generalitat esperan que la participación el domingo sea más o menos normal "no habrá problemas con la legitimidad de los resultados" explica.

Sin embargo algunos sondeos auguran una abstención record. Otros, algo más optimistas estiman que la participación se quedará en torno al 58%, baja, pero lejos del record de 54,8% que marcó la cuarta reelección de Jordi Pujol en 1992. La segunda participación más baja fueron las de 2006 (56,77%), anticipadas y que se celebraron en el puente de la festividad de Todos los Santos y tras la implosión del Govern Tripartito con la polémica del Estatuto de Autonomía.

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