En 2020, griegos, lituanos y rumanos fueron los que en mayor porcentaje tuvieron que renunciar a sus merecidos días de descanso.
Para miles de familia en toda Europa, las vacaciones de este año no irán mucho más lejos de la piscina comunitaria. Tal es el caso por ejemplo de Ismael y su familia, en Anderlecht. Sus planes de escapada veraniega se fueron diluyendo a lo largo de las últimas semanas por culpa de unas facturas inusualmente altas.
"Este año vamos un poco más ajustados en cuanto a presupuesto", confiesa Ismael. "Las vacaciones son cada vez más caras y para cogérmelas necesitaría al menos 5000 euros, como mínimo. Antes nos íbamos de vacaciones todos los años, pero últimamente lo hacemos una vez cada dos o tres años".
Lo cierto es que el número de personas en la situación de Ismael es cada vez mayor. Según un estudio de la Confederación Europea de Sindicatos, en 2020, 38 millones de personas –es decir, el ocho por ciento de la población del bloque–, se vieron obligados a decir adiós a las vacaciones.
Rumanos, griegos y lituanos fueron los más afectados, con más del 40 por ciento de la población ante esa realidad, mientras que en Austria, Dinamarca y Finlandia sólo alrededor del 7 por ciento tuvo que quedarse en casa.
La confederación insta a que se mejoren las condiciones de trabajo de cara a un invierno en el que el descontento en muchos estará más que justificado.
"Existe un miedo real entre los trabajadores con respecto a poder llegar a fin de mes, en términos de alquiler, de comida y de aspectos básicos", explica su secretaria general adjunta, Esther Lynch, "así como de poder permitirse unas vacaciones con la familia. Y esto tiene un impacto más amplio no sólo en el trabajador, sino también en su familia y en la sociedad. Lo que es realmente importante entender es que los trabajadores están muy frustrados, y que esa frustración llegará a las calles y se abrirá paso en la toma de decisiones políticas".
Con todo, y a pesar de la situación general, las vacaciones siguen y seguirán siendo durante mucho tiempo una prioridad absoluta para millones de personas, como demuestran un año más las carreteras llenas y los billetes agotados. Se esté donde se esté, feliz verano.