Se acerca el invierno: todo lo que debe saber sobre el plan de reducción del 15% del gas de la UE

La disminución de los flujos de gas a través de Nord Stream 1 ha puesto en jaque a los líderes europeos
La disminución de los flujos de gas a través de Nord Stream 1 ha puesto en jaque a los líderes europeos Derechos de autor Virginia Mayo/ The Associated Press
Por Jorge Liboreiro
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El plan podría introducir un racionamiento obligatorio en todo el bloque si Rusia corta totalmente el suministro de gas.

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La Unión Europea se prepara para el peor de los escenarios este invierno, tras acusar a Rusia de haber convertido la energía en un arma.

Con 12 países de la UE sometidos a interrupciones parciales o totales del gas ruso, a los Gobiernos les preocupa que el Kremlin pueda tomar nuevas represalias contra las sanciones interrumpiendo totalmente el suministro.

La UE presentó esta semana un nuevo plan de reducción gradual de la demanda de gas para evitar la escasez o los apagones este invierno.

El objetivo es reducir el consumo en un 15% desde agosto hasta marzo. Esto es lo que debe saber al respecto.

¿Por qué se ha fijado un objetivo de reducción del 15%?

La cifra se basa en el peor de los casos, calculado por la Comisión Europea, en el que Rusia corta totalmente el suministro de gas antes o durante un invierno inusualmente frío.

La UE sufriría una escasez de hasta 45.000 millones de metros cúbicos de gas, lo que representa el 15% de lo que los Estados miembros consumen de media entre agosto y marzo.

El gas es la principal fuente de calefacción de la UE. También se utiliza en mayor o menor medida para la producción de electricidad.

La Comisión argumenta que, si los Estados miembros toman medidas preventivas y comienzan a ahorrar gas antes de que Rusia cierre los grifos, la interrupción se controlará y el choque económico se contendrá.

En el caso de un invierno normal, el déficit sería de 30 mil millones de metros cúbicos de gas, lo que equivale a una reducción del 10%.

¿La reducción es voluntaria u obligatoria?

Por el momento, la reducción del consumo de gas será voluntaria.

Cada gobierno se compromete -sobre el papel- a cumplir el objetivo del 15% para finales de marzo mediante métodos como la limitación de la temperatura del aire acondicionado y la calefacción, el cambio a combustibles alternativos y el retraso en la eliminación de la energía nuclear.

Las empresas, las industrias, los edificios públicos y los hogares tendrán que cumplir con el compromiso colectivo.

No está claro hasta dónde estarán dispuestos a llegar los Estados miembros en el marco de un plan voluntario, pero la incertidumbre y el aumento de los precios de la energía pueden servir de motivación.

En caso de escasez grave o de demanda excepcionalmente elevada, el objetivo de reducción del 15% se convertirá en obligatorio en virtud de una llamada alerta de la Unión, un sistema de crisis sin precedentes que podría dar lugar a sacrificios costosos.

¿Cómo se activaría la alerta de la Unión?

La iniciativa para declarar una alerta en la Unión puede tomarla la propia Comisión o un grupo de cinco países.

Tendrán que argumentar que la caída extrema del suministro de gas ruso ya no puede compensarse por medios voluntarios.

Después, el Consejo de la UE puede activar la alerta de la Unión mediante una votación por mayoría cualificada. No se permitirá el veto individual.

Si el Consejo aprueba la drástica medida, el objetivo de reducción del 15% será obligatorio de inmediato. El reloj, sin embargo, no empezará de cero: el cálculo tendrá en cuenta los esfuerzos anteriores realizados de forma voluntaria.

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Por ejemplo, si un país ha conseguido reducir su consumo de gas en un 5% a finales de noviembre, y se activa una alerta de la Unión a principios de diciembre, el país tendrá que reducir su consumo en un 10% hasta marzo para alcanzar la marca total del 15%.

¿Podría esto llevar a un racionamiento de gas en toda la UE?

Sí. Si métodos como el cambio de combustible y los límites de temperatura no son suficientes para alcanzar el objetivo, algunos países, como los que dependen en gran medida del gas ruso, podrían tener que recurrir al racionamiento del gas.

En este caso, el gobierno intervendrá y regulará la distribución de gas. La UE ha acordado proteger a los hogares y los servicios esenciales, como escuelas y hospitales, de cualquier medida de racionamiento, por lo que la carga recaerá probablemente en el sector privado.

Los países tendrán que decidir qué fábricas y servicios permiten seguir funcionando y cuáles cierran. Las industrias críticas, como la alimentaria, la sanitaria y la de defensa, tendrán la máxima prioridad, seguidas de los servicios que operan a nivel transfronterizo y garantizan el buen funcionamiento del mercado único.

También se prestará especial atención a las fábricas cuyas instalaciones pueden sufrir daños permanentes si dejan de funcionar, como las de vidrio, acero, cerámica, textiles y farmacéuticas, y las que utilizan directamente moléculas de gas en sus procesos de producción, como las de fertilizantes y productos químicos.

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El temido escenario ha pasado de remoto a posible en cuestión de semanas.

El mes pasado, Alemania activó la segunda fase de su plan de emergencia de tres etapas, el prólogo de un racionamiento, ya que los flujos a través del Nord Stream 1 seguían disminuyendo a un ritmo preocupante.

Michael Sohn/AP ARCHIVO
El humo se eleva desde una chimenea de una planta de energía térmica de Vattenfall en Berlín, Alemania, el martes 4 de mayo de 2021Michael Sohn/AP ARCHIVO

¿Hay exenciones?

Tres países estarán totalmente exentos del sistema de alerta de la Unión: Irlanda, Malta y Chipre. Están físicamente desconectados de la UE, por lo que el ahorro de gas no beneficiaría a otros Estados.

Estonia, Letonia y Lituania también obtuvieron una exención porque, debido a su legado soviético, siguen enganchados a la red eléctrica rusa y podrían quedarse a oscuras en un momento dado. La exención sólo entrará en vigor si Rusia toma represalias.

Además de estas dos cláusulas de exclusión, el acuerdo final incluye una lista de excepciones para reducir parcialmente el objetivo del 15% y situarlo en un solo dígito.

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Una de las excepciones se aplicará a los países que estén mal conectados con otros Estados miembros y demuestren que exportan gas natural licuado (GNL) al "máximo" de su capacidad.

España y Portugal, que llevan mucho tiempo discutiendo sobre el singular panorama energético de la Península Ibérica, impulsaron este cambio y estarán entre los primeros beneficiarios.

Otra excepción se aplicará a los países que superen el objetivo de almacenamiento de gas en toda la UE, recientemente fijado en el 80% para el 1 de noviembre. Esto se considera una "recompensa" para aquellos que se esfuerzan por almacenar todo el gas posible de cara a la temporada de invierno.

Los últimos datos de almacenamiento muestran que Dinamarca, Polonia, Suecia y Portugal ya han superado la marca del 80%.

Los países que utilizan moléculas de gas en industrias críticas y no pueden sustituirlas de la noche a la mañana también podrán solicitar una prórroga parcial. En principio, cualquier Estado miembro podría beneficiarse de esta disposición, pero la administración comunitaria afirma que su impacto será limitado porque sólo unos pocos sectores industriales, como el de los fertilizantes, utilizan el gas como materia prima.

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Los Estados miembros que hayan aumentado su consumo de gas en un 8% en el último año también se librarán parcialmente porque el objetivo de reducción del 15% se basa en el consumo medio de los últimos cinco años.

Los expertos del laboratorio de ideas Bruegel calculan que Bulgaria, Grecia, Polonia y Eslovaquia entrarán en esta categoría.

¿No serán inútiles tantas exenciones?

La larga lista de exenciones y excepciones arroja serias dudas sobre la eficacia del sistema de alerta de la Unión.

Un alto funcionario de la UE, que habló bajo condición de anonimato, admitió que las disposiciones especiales significan que el ahorro final estará entre los 45 mil millones de metros cúbicos (escenario de invierno frío) y los 30 mil millones de metros cúbicos (invierno normal), pero sin llegar a la cifra más alta.

Sin embargo, sólo una exención - la de los países insulares - es automática. Las demás excepciones deben ser examinadas caso por caso por la Comisión, que emitirá un dictamen acompañado de observaciones.

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Queda por ver qué tipo de medidas tomará Bruselas si un Estado miembro aplica una excepción que no está justificada o si simplemente se niega a seguir el objetivo obligatorio del 15%.

Hungría fue el único país que votó en contra del plan, calificándolo de "injustificable, innecesario e inviable". Budapest había declarado previamente el estado de emergencia, restringiendo la exportación de suministros energéticos, una decisión que Bruselas advirtió que va en contra del principio de solidaridad y de las normas del mercado único.

El caso demuestra lo extremadamente sensible que se ha vuelto la energía para las capitales, que están sometidas a una enorme presión por parte de los ciudadanos para que controlen las crecientes facturas. Los responsables de la UE confían en que la "presión de los compañeros", es decir del resto de los países, ayude a que se cumplan el plan sin que haya sanciones.

Fuentes adicionales • Juan Carlos de Santos (versión en español)

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