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Proteger la democracia de Taiwán es "cuestión de vida o muerte", según su representante ante la UE

Taiwán no es reconocido como estado soberano por gran parte de la comunidad internacional.
Taiwán no es reconocido como estado soberano por gran parte de la comunidad internacional. Derechos de autor Wally Santana/AP
Derechos de autor Wally Santana/AP
Por Jorge Liboreiro
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En declaraciones a Euronews, el representante de Taipéis ante la UE,Remus Li-Kuo Chen, ha augurado "repercusiones devastadoras y catastróficas" si se altera el statu quo en el estrecho de Taiwán.

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Proteger la democracia de Taiwán contra una posible invasión china será "realmente una cuestión de vida o muerte" que requerirá la implicación de toda la comunidad internacional, ha advertido Remus Li-Kuo Chen, representante de Taipéi ante la Unión Europea. "Se trata realmente de nuestro futuro y nuestro destino", ha declarado Chen a Euronews en una entrevista exclusiva.

"Si se produce cualquier tipo de escalada indeseable y no provocada de las tensiones o cualquier tipo de escenario bélico en el estrecho de Taiwán, tendremos la más firme resolución y determinación de defender nuestro propio país, salvaguardar nuestro territorio y nuestro modo de vida democrático".

Las duras palabras de Chen se producen en medio de un pronunciado deterioro de las relaciones entre Occidente y China por la percepción de que Pekín se posiciona a favor de Rusia en la guerra de Ucrania y su continua negativa a condenar la invasión. El conflicto en Europa ha renovado la atención sobre Taiwán, una isla autogobernada que China considera una provincia separatista que algún día debería unirse al continente. 

La narrativa sobre la reunificación ha desatado el temor a una intervención militar china contra Taiwán, una decisión que, según Chen, desencadenaría "repercusiones devastadoras y catastróficas" para todo el mundo, posiblemente paralizando el comercio internacional.

Las regulares maniobras militares que Pekín lleva a cabo en el estrecho de Taiwán, que Chen describió como "provocaciones militares" y una "campaña de presión" de cara a las elecciones presidenciales de la isla en 2024, no han hecho sino dar verosimilitud al peor escenario posible.

"Tenemos que preservar la paz y la estabilidad en este tiempo y también salvaguardar la libertad y la democracia de Taiwán porque, realmente, la destrucción de la democracia de Taiwán será una grave derrota de las democracias del mundo", ha explicado Chen.

Durante su entrevista con Euronews, el representante de Taipéi ha establecido un paralelismo entre Ucrania y Taiwán, dos democracias bajo la amenaza constante de ser invadidas por sus vecinos autocráticos. Al igual que en el caso de Kiev, cuya incansable resistencia depende de los suministros occidentales de munición y ayuda financiera, Taipéi también necesitaría ayuda exterior en caso de necesidad.

"El caso de Taiwán es bastante similar: Taiwán es pequeño, China es grande", ha dicho Chen.

"Esto es realmente una cuestión de vida o muerte para nuestro pueblo taiwanés. Y, por supuesto, no vamos a renunciar a ningún tipo de oportunidad de que nos echen una mano. Es obvio que, si ocurre ese tipo de escenario, no podemos hacerlo solos".

El gobierno taiwanés y los servicios de inteligencia estadounidenses han señalado 2027 como el año en que Pekín podría ordenar una operación a gran escala para invadir la isla y ponerla bajo el control del Partido Comunista Chino.

"Aprendimos de las lecciones a las que se enfrenta ahora el pueblo ucraniano, porque nadie puede predecir cuándo los dirigentes de Pekín tomarán algún tipo de medida drástica. Su control centralizado del poder es cada vez más impredecible", ha apuntado Chen sobre las proyecciones.

Para hacer frente a la tensa situación en el estrecho de Taiwán, el enviado sugiere dos líneas de actuación simultáneas. Por un lado, las democracias occidentales deberían enviar un "poderoso mensaje de disuasión" y dejar claro que cualquier intervención china tendrá un "precio inasequible". Por otro, Taipei y Pekín deberían hablar las cosas.

"Ellos (China) no deberían seguir por este camino, este curso de coerción, económicamente hablando, y también intimidando militarmente a Taiwán, sino seguir pensando en otras acciones de reanudación del diálogo. Sentémonos a hablar en pie de igualdad", ha pedido Chen.

"¿Y por qué no mantener el beneficio y el bienestar de las dos partes del estrecho de Taiwán? Ellos (China) tienen definitivamente todas las vías posibles para hacer que se mantenga la paz y también la estabilidad en el estrecho de Taiwán".

El diplomático, educado en Harvard, ha insistido en que Taiwán no intentará introducir "cambios unilaterales" en el statu quo, término que hace referencia a una política deliberadamente ambigua según la cual Taipéi rechaza la reunificación con China, el uso de la fuerza y, sobre todo, la búsqueda de la independencia.

Este planteamiento es defendido también por la gran mayoría de la comunidad internacional, incluida la Unión Europea, partidaria de mantener estrechos lazos comerciales con ambos lados del estrecho de Taiwán. Sin embargo, esta práctica ha dejado a Taiwán sin reconocimiento como Estado independiente y soberano, a pesar de su sistema de democracia liberal y economía capitalista, que equiparan a la isla con las naciones occidentales.

Pekín vigila de cerca cualquier acercamiento diplomático a Taiwán y se apresura a denunciar a cualquier país que parezca desafiar la llamada política de "una sola China". Así ocurrió cuando Lituania permitió la apertura de una oficina -en la práctica, una embajada- con el nombre de Taiwán, en lugar de Taipéi, apartándose del protocolo diplomático habitual.

China reaccionó con furia y tomó represalias degradando las relaciones diplomáticas con el país e imponiendo un bloqueo aduanero a los productos fabricados en Lituania, medida que obligó a la Comisión Europea a presentar una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMS). El castigo, sin embargo, no tuvo efecto disuasorio: en los últimos meses, delegaciones de legisladores de Francia, la República Checa, Eslovaquia y el Parlamento Europeo han realizado viajes oficiales a Taipéi en un intento de reforzar la cooperación.

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"Nos gustaría asegurarnos de que cualquier país de la UE o de cualquier otra parte del mundo que desee estrechar lazos con Taiwán lo haga a discreción y por decisión de su Estado soberano, que no debe ser dictada por ninguna otra parte o fuerza externa", ha reclamado Chen en relación con el ejemplo lituano.

Ahora se avecina una nueva disputa comercial, ya que Washington anima a sus aliados a prohibir las exportaciones de semiconductores avanzados a China, una medida que Holanda ya ha decidido tomar. Taiwán, primer productor mundial de microchips, se encuentra en la encrucijada del choque entre tecnología y geopolítica, lo que intensifica aún más el escrutinio sobre el futuro de la isla.

"El mundo entero tiene que saber que sin Taiwán desempeñando este papel de suministrar todos estos chips, será inimaginable cualquier tipo de funcionamiento normal para nuestra prosperidad económica", ha dichoChen, advirtiendo sobre el "mal uso" de los semiconductores si caen en manos de "regímenes autoritarios".

"No tienes ni idea de si utilizarán o no estos (chips) para matar a gente inocente en todo el mundo".

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