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Una "bomba de relojería": Cómo las armas de guerra abandonadas están envenenando el mar Báltico

Un buzo se acerca a una munición sin estallar en el Báltico
Un buzo se acerca a una munición sin estallar en el Báltico Derechos de autor Jana Ulrich/dpa
Derechos de autor Jana Ulrich/dpa
Por Mared Gwyn Jones
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Este artículo se publicó originalmente en inglés

La asombrosa cantidad de 300.000 toneladas de mortíferas armas de guerra yacen esparcidas por el lecho marino del Báltico.

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El Báltico, una vía navegable estratégica que conecta las principales naciones europeas, es ahora una de las masas de agua más contaminadas de la Tierra. Después de las dos guerras mundiales se abandonaron precipitadamente en el Báltico granadas, bombas, misiles sin explotar y agentes químicos.

Verterlas en el mar se consideró entonces una solución rápida, segura y barata para deshacerse de las municiones que quedaron atrás, muchas de las cuales fueron lanzadas por las fuerzas aliadas en 1945 ante el temor de guerrillas en la Alemania post-nazi.

Durante un siglo, estas armas han estado supurando en el fondo del Báltico, dejando escapar lentamente sustancias químicas tóxicas como TNT, gas mostaza, fosgeno y arsénico.

Mientras el comisario europeo de  Medio Ambiente, Virginijus Sinkevičius, se ha reunido este viernes en Lituania con los ministros de los países bálticos para debatir soluciones, los expertos han afirmado a Euronews que el problema se ha ignorado durante demasiado tiempo.

Un desastre ecológico

Las sustancias químicas liberadas por las municiones submarinas modifican la acidez y la temperatura del agua de mar, desestabilizando los ecosistemas. También provocan cáncer en muchas especies, e incluso se han encontrado restos de municiones en los tejidos de los peces.

Los expertos temen que el consumo de pescado capturado cerca de los vertederos pueda provocar una acumulación de carcinógenos en los seres humanos.

Terrance Long, fundador de los Diálogos Internacionales sobre Municiones Submarinas, ha explicado a Euronews que es necesaria una mayor concienciación pública para presionar a los gobiernos a que actúen.

"Las municiones submarinas emiten toxinas que dañan los ecosistemas marinos y ponen en peligro la vida en el mar. Seas o no un firme defensor del cambio climático, este problema nos afecta a todos", ha apuntado Long a Euronews.

"El TNT de las municiones puede quemar y blanquear los corales y crear una afluencia de nutrientes que provoca floraciones de algas nocivas. El gas mostaza se descompone en arsénico inorgánico que se esparce por el fondo marino, matando todo a su paso. Las sustancias químicas también afectan a la fotosíntesis del plancton y a la tasa de eclosión de los huevos de crustáceos", ha explicado.

"Esa es la situación actual en el Báltico. No podemos salvar los mares a menos que aceptemos las realidades del agua", ha añadido.

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A sonar camera shows the chemicals ingested by planktonsIMUD

Aunque los científicos llevan décadas aportando pruebas que respaldan estas preocupaciones, los políticos han dado largas al asunto, dada la dificultad de definir las responsabilidades legales de las armas olvidadas.

Y aunque la opinión pública es muy consciente de los peligros de la contaminación por plásticos y microplásticos en nuestros océanos, poco se sabe de los peligros de la munición vertida para la seguridad animal y humana.

Los políticos deben "priorizarlo"

Las actividades industriales que corren el riesgo de interferir con las municiones, como el dragado, los parques eólicos marinos y la pesca de arrastre de fondo, así como el temor a que las armas puedan ser recuperadas por delincuentes, han llevado el problema a la atención política.

A principios de este año, Alemania anunció un programa piloto de recuperación y destrucción de municiones dotado con 100 millones de euros.

El colapso de las poblaciones de peces en el Báltico -provocado por un cóctel tóxico de productos químicos para municiones, fertilizantes, residuos industriales y aguas residuales- también ha afectado gravemente a la industria pesquera y ha presionado a los gobiernos para que actúen. En agosto, la Comisión Europea impuso nuevos límites de capturas para dos especies de peces en el Báltico.

Frederic Sierakowski/Frederic Sierakowski
EU environment commissioner Virginijus Sinkevičius will meet EU ministers in Palanga, Lithuania on Friday to discuss the state of the BalticFrederic Sierakowski/Frederic Sierakowski

"Si comparamos los comportamientos y las declaraciones de los gobiernos, la diferencia es notable. Pero sobre todo hay un bajo nivel de acción", ha explicado a Euronews Claus Böttcher, consultor independiente de JPI Oceans.

Terrance Long también opina que el hecho de que los Estados no incluyan ninguna referencia a las municiones submarinas en la Convención sobre Armas Químicas demuestra que los gobiernos intentan eludir su responsabilidad.

"Los tratados a menudo exigen compromisos que pueden diluir la eficacia del tratado, sobre todo cuando se trata de salvaguardar el medio ambiente", ha aclarado. "Los gobiernos pueden estar protegidos por tratados, pero eso no les exime de las consecuencias de sus actos".

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Existen soluciones tecnológicas

Pero Böttcher cree que en la última década ha habido un impulso positivo para lograr el cambio de paradigma necesario. Ingenieros, científicos, responsables políticos y financieros se están uniendo por fin para identificar las mejores formas de destruir las armas de forma segura.

Los avances en tecnología marina, incluido el uso de inteligencia artificial, están facilitando la detección y cartografía de las municiones submarinas. Algunas municiones se desarman utilizando chorros de agua antes de ser retiradas del lecho marino, mientras que otras se recuperan para ser detonadas o incineradas en tierra.

"Hemos desarrollado una tecnología que demuestra que es posible limpiar los fondos marinos. Las municiones son visibles y tangibles y pueden retirarse", ha afirmado Böttcher.

Ambos expertos afirman que las armas convencionales y químicas deben tratarse con el mismo nivel de prioridad. Aunque también hay que vigilar más de cerca ya que algunas conllevan un riesgo mínimo de explosión debido al estado inestable de las sustancias químicas que contienen.

Estas soluciones tecnológicas también podrían ser vitales para la limpieza del Mar Negro cuando la guerra en Ucrania llegue a su fin. Aunque se sabe poco sobre el vertido de municiones en la región, los expertos afirman que los gobiernos deben aprender de los errores del pasado para evitar una repetición desastrosa.

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Los expertos celebran la posible actuación de la UE, pero piden una respuesta mundial coordinada a un problema que afecta a tantas partes del planeta. "Los ministros del Mar Báltico deberían considerar seriamente la posibilidad de pedir a las Naciones Unidas que convoque una Conferencia Internacional sobre Municiones Submarinas", ha asegurado Long.

"El Mar Báltico forma parte de lo que yo llamo el corazón y los pulmones del planeta", ha añadido. "Como la Tierra es todo un cuerpo, si nuestro corazón y nuestros pulmones están enfermos, nos afecta a todos".

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