Los que celebráis la Navidad podéis estar cada vez más preocupados por vuestra huella de carbono en lo que respecta a la decoración tradicional.
Es el dilema de todos los años... ¿Compras un árbol artificial que puedes reutilizar o no, o compras uno de verdad que seguro que acabas tirando?
Y quizá te preguntes qué tipo de árbol de Navidad es más respetuoso con el planeta.
Empecemos por el árbol artificial...
Casi el 90% de ellos se envían a todo el mundo desde China, según The Nature Conservancy, una organización ecologista estadounidense.
Lo más probable es que estos árboles estén hechos de PVC, que produce gases de efecto invernadero al fabricarse y no es biodegradable. De hecho, el PVC es uno de los plásticos más difíciles de reciclar.
Según Carbon Trust, un árbol artificial de dos metros de altura produce unos 40 kg de dióxido de carbono, mientras que un árbol de Navidad real de tamaño similar, sin raíces, genera 3,5 kg de CO2, más de 10 veces menos.
¿Y si lo reutilizas? Necesitarías entre 10 y 20 Navidades para que su impacto ambiental fuera inferior al de comprar un árbol de verdad cada año.
Pero, ¿talar abetos de verdad no es similar a la deforestación?
El principal problema de los árboles de verdad es el impacto de las granjas de árboles de Navidad , que en algunos casos desplazan a los ecosistemas naturales, según un estudio de Ellipsos.
Pero comprar árboles de verdad ayudará a que las granjas de árboles sigan funcionando. En Europa, ese mercado es bastante grande. Dinamarca es el mayor exportador europeo de árboles de Navidad, con una producción anual de 11 millones.
En Bélgica, segundo exportador europeo, los productores de árboles facturan unos 35 millones de euros, según la Comisión Europea.
Entonces, ¿cuál es la mejor opción?
Todo depende de la situación de cada persona. Pero aquí tienes algunas cosas que puedes hacer para elegir la opción más ecológica, según The Carbon Trust
Si compras un árbol de verdad, asegúrate de que se cultiva en la zona y de que vas a pie o en coche a comprarlo.
Si compras un árbol artificial, haz que dure. Cómpralo usado o guárdalo todo lo que puedas.
Cuando acabes con el árbol, asegúrate de deshacerte de él de forma responsable, donándolo a un nuevo hogar o convirtiéndolo en abono.