El Ejecutivo de la UE dice estar dispuesto a llegar a una solución alternativa, compatible con los principios de la OMC, con el Gobierno chino.
Bruselas tiene la intención de imponer arancele sdefinitivos a las importaciones de vehículos eléctricos de batería (BEV) chinos, según anunció el martes la Comisión Europea, acercándose a una solución a largo plazo para proteger la industria del vehículo eléctrico del bloque de la competencia desleal de Pekín.
En el borrador de conclusiones finales de su investigación antisubvenciones, compartido el martes con los fabricantes chinos de vehículos eléctricos y con los Gobiernos de China y la UE, la Comisión desveló los tipos de aranceles definitivos que pretende aplicar a una serie de fabricantes de BEV.
Si los Estados miembros de la UE los aprueban, se aplicarán durante cinco años a partir de su adopción, lo que significa que los productores chinos se verán obligados a subir los precios a más largo plazo.
Los tipos se han revisado ligeramente a la baja para tres fabricantes con sede en China - BYD (17%), Geely (19,3%) y SAIC (36,3%) - después de que las empresas impugnaran los tipos provisionales impuestos por Bruselas a principios de julio.
El tipo impositivo para la empresa estadounidense Tesla, que también se beneficia de algunas subvenciones chinas, está previsto en el 9%. Bruselas afirma que la empresa ha cooperado plenamente con su investigación y ha facilitado un cuadro completo de las subvenciones que recibe del Gobierno chino, lo que le permite beneficiarse de un tipo de derecho más bajo.
El tipo de derecho general para los productores de vehículos eléctricoscon sede en China que cooperaron en la investigación de la Comisión, pero que fueron muestreados individualmente, se ha revisado al alza del 20,8% al 21,3%. El tipo para las empresas que no cooperaron se ha revisado a la baja del 37,3% al 36,3%.
Según la Comisión, esto se debe a un error en sus métodos de cálculo que ya se ha subsanado. El Ejecutivo también anunció que no cobraría derechos con carácter retroactivo por las importaciones chinas de vehículos eléctricos que lleva registrando desde marzo de este año, tras no encontrar pruebas de perjuicio material para las empresas de la UE, sino sólo de "amenaza" de perjuicio económico.
Conversaciones "intensivas" con Pekín
Las empresas afectadas o el Gobierno chino disponen ahora de 10 días para presentar observaciones, y también pueden solicitar audiencias con la Comisión. Se espera que el tipo de derecho definitivo se aplique a partir del 31 de octubre a más tardar.
Las conversaciones entre Bruselas y Pekín se han intensificado en los últimos meses, ante la perspectiva de represalias chinas y una guerra comercial en toda regla.
El proyecto de medidas del martes ofrece un primer atisbo de los aranceles a largo plazo a los que podrían enfrentarse los fabricantes chinos de vehículos eléctricos para importar sus productos a la UE.
Es la continuación de la investigación antisubvenciones de nueve meses del bloque , que descubrió que Pekín estaba inyectando generosas subvenciones en toda su cadena de valor del vehículo eléctrico, dando a las empresas chinas una ventaja injusta y amenazando con asfixiar a la industria nacional de la UE mediante la deflación artificial de los precios.
Según la Comisión, los eléctricos baratos fabricados en China han inundado el mercado de la UE en los últimos años, pasando de una cuota de mercado del 3,9% en 2002 al 25% a finales de 2023. Ello ha hecho saltar las alarmas ante la posibilidad de que se produzcan nuevos perjuicios económicos a una industria de la UE que ya va a la zaga de sus competidores mundiales.
La investigación y los aranceles resultantes son el culmen de los esfuerzos europeos por hacer frente a las agresivas prácticas comerciales de China, y han provocado un enfrentamiento entre Bruselas y Pekín, que ha presentado una queja ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). La Comisión afirma que sigue abierta a encontrar con Pekín una "solución alternativa y eficaz" que respete los principios de la OMC.
La UE actúa antes de que "se despida a trabajadores y se cierren fábricas
La investigación también ha provocado divisiones en el seno del bloque, y Berlín es el más escéptico ante la flexibilidad de Bruselas. Los principales fabricantes de automóviles alemanes, como BMW, Mercedes-Benz y Volkswagen, que tienen centros de producción en China, han advertido de las posibles repercusiones en las cadenas de valor europeas.
Pero Bruselas ha defendido sistemáticamente que la investigación y las medidas punitivas resultantes son necesarias para evitar que Europa se convierta en un desierto industrial a expensas de las potencias emergentes.