La propuesta de préstamo a Ucrania dividió al grupo de extrema derecha Patriotas por Europa (PfE), ya que algunos de sus miembros votaron a favor y otros en contra.
El Parlamento Europeo ha respaldado el martes por abrumadora mayoría una iniciativa pionera para conceder un préstamo de hasta 35.000 millones de euros a Ucrania utilizando los activos inmovilizados del Banco Central de Rusia como garantía de los reembolsos.
El plan recibió 518 votos a favor, 56 en contra y 61 abstenciones en Estrasburgo el martes. Los legisladores acordaron no presentar enmiendas para acelerar la aprobación final en el Consejo, donde ya obtuvo luz verde preliminar.
"Este es otro momento histórico", dijo la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, que la semana pasada recibió en el hemiciclo al presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
"Con esta votación, estamos enviando un mensaje muy firme de que estamos utilizando los beneficios de los activos congelados rusos para Ucrania, y Rusia, como agresor, debe pagar y pagará por su destrucción", añadió, mientras un hombre no identificado abucheaba desde lejos.
Cabe destacar que el préstamo propuesto obtuvo el apoyo de varios legisladores de extrema derecha, que suelen oponerse a proporcionar ayuda militar y financiera a Ucrania. Los 35.000 millones de euros no estarán asignados, lo que significa que Kiev podrá gastarlos como considere oportuno, incluso en armamento.
El préstamo divide a la extrema derecha europea
Más de 20 eurodiputados del grupo ultraderechista Patriotas por Europa (PfE) votaron a favor del crédito, mientras que casi 40, incluido su presidente, el francés Jordan Bardella, optaron por abstenerse. Bardella fue uno de los líderes del grupo que se reunió con Zelenski la semana pasada.
Sólo siete de los 86 eurodiputados del PfE votaron en contra del texto legal. Las cifras representan un modesto contraste en comparación con la resolución de apoyo a Ucrania que los Patriotas votaron mayoritariamente en contra en julio. Sin embargo, el grupo Europa de las Naciones Soberanas (ESN), la fuerza más radical y disruptiva de la derecha, reafirmó su hostilidad y se movió al unísono contra el préstamo.
La gran mayoría del grupo de la derecha radical Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), dominado por los Hermanos de Italia de Giorgia Meloni y el polaco Ley y Justicia (PiS), respaldó la iniciativa, como ha hecho con otros expedientes relacionados con Ucrania en el pasado.
Ningún legislador de las facciones centristas, el Partido Popular Europeo (PPE), los Socialistas y Demócratas (S&D) y Renovar Europa, votó en contra del texto del martes.
El último veto de Orbán
La esperada bendición del Parlamento allana el camino para una rápida puesta en marcha del préstamo. Una vez que el Consejo dé su aprobación final, la Comisión Europea podrá obtener el dinero en el mercado y comenzar los desembolsos a Kiev a principios de 2025.
Pero aún faltan algunas piezas del rompecabezas. El crédito de 35.000 millones de euros está concebido como la parte que corresponde a la UE de una iniciativa más amplia del G7 para proporcionar a Ucrania un préstamo de 45.000 millones de euros (50.000 millones de dólares) en concepto de alivio financiero inmediato.
Los beneficios inesperados de los activos congelados rusos se aprovecharán para cubrir los pagos graduales y los tipos de interés. Según la legislación de la UE, las sanciones a Rusia deben renovarse cada seis meses, lo que hace posible que un solo país detenga la medida, descongele los activos y desbarate el préstamo del G7. Por temor a un veto húngaro, Washington exigió un periodo de renovación más largo para aumentar la estabilidad y previsibilidad del plan, que aún no ha sido aprobado.
Bruselas propuso entonces renovar las sanciones sobre los activos congelados cada tres años (36 meses), pero Hungría dijo que bloquearía cualquier cambio en el régimen de sanciones hasta que los estadounidenses eligieran a su próximo presidente el 5 de noviembre. El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha dicho que celebraría la victoria de Donald Trump con "varias botellas de champán".
Los diplomáticos se burlaron del argumento de Budapest, calificándolo de contraproducente, ya que cuanto más contribuya la UE al plan del G7, mayor será el riesgo para el presupuesto común.
Según el 'Financial Times', Estados Unidos se ha mostrado dispuesto a asumir 18.000 millones de euros (20.000 millones de dólares), aunque Orbán mantenga su veto. La concesión podría rebajar la cuota de la UE de 35.000 a 18.000 millones de euros, con ambas partes a partes iguales.
El Reino Unido, Japón y Canadá pondrán el resto del dinero. Londres ha anunciado que aportará 2.260 millones de libras (2.700 millones de euros), mientras que Ottawa dijo que contribuiría con 5.000 millones de dólares canadienses (3.300 millones de euros). Se esperan más detalles sobre la contribución de cada aliado tras la reunión de los ministros de finanzas del G7 en Washington a finales de esta semana.