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Irlanda del Norte: un centro de mujeres intercomunitario promueve la reconciliación

En colaboración conthe European Commission
Irlanda del Norte: un centro de mujeres intercomunitario promueve la reconciliación
Derechos de autor  Euronews
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Por Aurora Velez
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Irlanda del Norte estrena un espacio de paz. El Shankill Shared Women’s Centre, en Belfast, es un centro de formación y acogida para mujeres y niños. Muchas arrastran aún las secuelas del conflicto religioso que provocó miles de muertos en la esquina más dividida del Reino Unido.

El Shankill Shared Women’s Centre está situado en Larnak way, una de las zonas más conflictivas durante el conflicto que enfrentó a quienes defendían la pertenencia al Reino Unido, fundamentalmente protestantes,  y quienes reclamaban formar parte de la República de Irlanda, fundamentalmente católicos. La paz se firmó en 1998. Los treinta años del conflicto causaron más de 3.500 muertos, cerca de 37.000 heridos y gran sufrimiento en ambos bandos.

"El centro está situado en la calle Larnak way, que separa la comunidad protestante de la comunidad católica de Belfast Oeste. Así que estamos situados en las denominadas líneas de la paz que discurren entre esas dos comunidades".
Betty Carlisle
Directora ejecutiva del Shankill Shared Women’s Centre

Las llamadas líneas de paz son las barreras que separan los barrios católicos de los protestantes. Se erigieron para limitar los enfrentamientos intercomunitarios. Aunque hoy en día éstos son poco frecuentes, las barreras funcionan aún. La puerta metálica de Shankill se cierra cada noche.

Un lugar con espacio y tiempo para la resiliencia

El edificio que abrió sus puertas hace unos meses, es un inmueble de tres pisos con patio. Cuenta con una guardería y varias salas en las que se proponen talleres, cursos, conferencias, etc. Es un espacio en el que se incentiva el contacto útil, significativo y sostenido en el tiempo entre mujeres, jóvenes y niños de todas las comunidades; ya que uno de los objetivos del proyecto es reducir las tensiones intercomunitarias provocadas por el conflicto paramilitar. El excompañero y padre de los hijos de Betty Topmson, protestante, pasó varios años en la cárcel. Isabel Gibson, católica recibió varias amenazas de muerte. Procedentes dos bandos antes enfrentados, ahora son amigas.

"La primera vez que vine estaba muy nerviosa. Pero es bueno que estemos todas juntas porque hace tan sólo cinco años no me hubiera sentado al lado de una católica. Me senté y empecé a hablar con ella y eso fue todo. Sólo pensé: el pasado es el pasado, ¿no? No puedes vivir en el pasado. Tienes que seguir adelante. Perdona".
Betty Tompson
Beneficiaria del Shankill Shared Women’s Centre

Las dos acuden juntas dos o tres veces por semana a los diferentes talleres y actividades propuestos por el centro. Isabel Gibson define así la experiencia: "Es una mezcla total. No entramos aquí y decimos: protestante, católica, protestante; no es así, nada de eso. Somos quienes somos, y ya está. Este lugar es el mejor que se ha abierto en una zona intercomunitaria".

Un centro sufragado íntegramente por el programa europeo PEACE IV

La renovación y la construcción del Shankill Shared Women’s Center se fraguaron hace años, pero su edificación se demoró y el centro no abrió sus puertas hasta el verano pasado. El edificio, cuyo presupuesto se cifra en 9.1 millones de euros, fue financiado en su totalidad por fondos europeos del programa PEACE IV de la política de cohesión de la Unión Europea, una iniciativa transfronteriza, diseñada para respaldar la paz en Irlanda del Norte.

Betty Carlisle, directora ejecutiva del centro, explica que ahora el Reino Unido está "fuera de la Unión Europea; pero en 2016, cuando conseguimos este dinero, estábamos en la Unión. Proporcionamos educación a mujeres, desde la formación más básica, hasta el acceso a la universidad. Todas son tratadas con dignidad y respeto, independientemente de su edad, su religión, etc."

La nueva generación no vivió el conflicto, pero lidia con el trauma

En este momento acuden al centro semanalmente cerca de ciento cincuenta mujeres del Norte y el Oeste de Belfast. Muchas son jóvenes y pertenecen a una generación que no vivió el conflicto, pero arrastra sus secuelas y lucha por la inserción socio laboral. Susan Wilson, directora del área dedicada a las mujeres jóvenes explica que "algunas de ellas acuden a nosotros con problemas de salud mental (…). Tuvimos problemas durante veinticinco años. Afortunadamente, ya hemos salido de ellos. Pero algunas de las jóvenes han heredado traumas que se han transmitido de generación en generación".

Se les proponen servicios y formación casi a la carta. El abanico de la oferta incluye "programas de desarrollo personal y social, que van desde la formación acreditada y las sesiones de atención plena o meditación, hasta terapia artística o cursos para su desarrollo profesional, en los que se tienen en cuenta la elaboración del currículum y algunas técnicas de entrevista o cursos de informática o de acceso a la universidad".

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