El ciberataque en Chequia se produce en medio de crecientes especulaciones sobre un reseteo diplomático entre la UE y China impulsado por las políticas de Donald Trump.
La Unión Europea está "dispuesta a imponer costes" a China en respuesta al ciberataque lanzado contra la República Checa, ha advertido la alta representante de Bruselas, Kaja Kallas. "Este ataque es una violación inaceptable de las normas internacionales. La UE no tolerará acciones cibernéticas hostiles, y nos solidarizamos con la República Checa", declaró el miércoles por la tarde la responsable de Política Exterior del bloque.
Sus comentarios se produjeron poco después de que Praga revelara que había identificado a la República Popular China como el Estado "responsable de (una) cibercampaña maliciosa dirigida contra una de las redes no clasificadas del Ministerio de Asuntos Exteriores checo", que el país ha clasificado como "infraestructura crítica".
La condena a los ciberataques vinculados al gigante asiático
Según informó el Ministerio de Asuntos Exteriores, la campaña comenzó en 2022 y fue perpetrada por el Grupo 31 de Amenazas Persistentes Avanzadas (APT31), un colectivo de agentes de inteligencia y hackers a sueldo del que se sospecha que recopila información en nombre de Pekín.
APT31 ha estado vinculado a miles de ataques sofisticados y difíciles de rastrear destinados a comprometer a organismos gubernamentales, organizaciones militares y empresas privadas. El grupo está asociado al Ministerio de Seguridad de China.
"Este comportamiento socava la credibilidad de la República Popular China y contradice sus declaraciones públicas", declaró el Ministerio de Asuntos Exteriores checo. La condena tuvo eco en un comunicado emitido por Kallas en nombre de los Veintisiete, en el que subrayó que Bruselas ha planteado "repetidamente" a Pekín su preocupación por los ciberataques desde al menos 2021.
"Hacemos un llamamiento a todos los Estados, incluida China, para que se abstengan de este tipo de comportamientos, respeten el derecho internacional y se adhieran a las normas y principios de la ONU, incluidos los relacionados con las infraestructuras críticas", ha señalado Kallas. "En este contexto, reiteramos que los Estados no deben permitir que su territorio se utilice para actividades cibernéticas maliciosas".
Pagar el precio por los ciberataques
En una rueda de prensa posterior relacionada con el mar Negro, Kallas amenazó abiertamente con aplicar sanciones en represalia. "Estamos decididos a contrarrestar los comportamientos maliciosos en el ciberespacio", declaró a los periodistas en Bruselas. "Estas amenazas son muy graves", afirmó Kallas. "Las plantearemos también a nuestros homólogos chinos", prosiguió y añadió: "Definitivamente, seguimos dispuestos a imponer costes por este tipo de ataques", dijo.
Kallas no especificó qué tipo de sanciones podrían introducirse, limitándose a señalar que se diseñarían "caso por caso", como hizo el bloque en el pasado. Según las normas de la UE, la aprobación de sanciones requiere la unanimidad de todos los Estados miembros, un umbral que a menudo es difícil de alcanzar debido a la disparidad de opiniones y estrategias dentro de la sala.
Las acusaciones se producen en medio de intensas especulaciones sobre un inminente reseteo diplomático entre la UE y China impulsado por las políticas disruptivas del presidente estadounidense Donald Trump, que han golpeado duramente a aliados y adversarios por igual.
China en la guerra cibernética y en la de Rusia
Aunque Bruselas ha suavizado recientemente su tono para destacar posibles áreas de cooperación con Pekín, siguen sin abordarse múltiples puntos de fricción, sobre todo el exceso de capacidad de bienes industriales de bajo coste y la asociación establecida entre el presidente chino, Xi Jinping, y el presidente ruso, Vladímir Putin.
El mes pasado, Kallas describió a China como el "facilitador clave" de la guerra de Rusia contra Ucrania por suministrar cerca del 80% de los bienes de doble uso prohibidos por los aliados occidentales. "Sin el apoyo chino, Rusia no podría librar la guerra en la cantidad en que la está librando", afirmó la Alta Representante de la UE.
La guerra cibernética, junto con las manipulaciones e injerencias de información extranjera (FIMI), ha sido otra de las disputas de larga data en las relaciones bilaterales, con alarma por los contundentes intentos de Pekín de influir en las elecciones, difundir propaganda e influir en la opinión pública.
En un comunicado, el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, declaró: "La ciberactividad maliciosa dirigida contra la República Checa subraya que el ciberespacio está en disputa en todo momento".