Manuel Murillo, hijo del último alcalde franquista de Rubí, acumulaba un arsenal de armas en una vivienda familiar y había amenazado al presidente español en varios chats de WhatsApp.
El Tribunal Supremo da la razón a su corte vecina de la Plaza de la Villa de París, la Audiencia Nacional, y ratifica la condena de ocho años y nueve meses de cárcel para Manuel Murillo por su intención "seria, contumaz y reiterada", según la AN, de matar a Pedro Sánchez, así como por tenencia de armas de guerra.
El vigilante de seguridad, que acumulaba revólveres y un fusil de asalto en su domicilio familiar de la localidad barcelonesa de Terrasa, se integró en un grupo de WhatsApp llamado "Terrasa por España" donde publicó mensajes como "Al Sánchez hay que cazarlo (...) y poner su cabeza en la chimenea". Meses más tarde, Murillo llegó a contactar con la coordinadora de Vox en la región del Vallès Occidental, de la que Terrasa es cocapital, para pedirle ayuda: "Soy un francotirador y con un tiro preciso se acaba el Sánchez. Antes de que hunda del todo a España".
El Supremo ha descartado la tesis de la defensa de Murillo, descendiente del último alcalde bajo dictadura de la cercana localidad de Rubí, de que sus acciones se debieron a un "acto de narcisismo". El Tribunal ratifica la versión de la Audiencia, que vincula la acumulación de armas a su intención firme de perpetrar el crimen, al mismo tiempo que señala su incapacidad de cometerlo en solitario, razón por la que habría estado tratando de localizar cómplices.
Para defender esta última tesis, el Supremo señala que la propia coordinadora del partido ultraderechista, Patricia Marta Muñoz, le denunció ante la Policía al creer que Murillo iba en serio con sus amenazas. Este fue detenido por los Mossos d'Esquadra en 2018 tras la recopilación de mensajes como "si alguien me ayudara formando un comando, intentaría acabar con todo como Tejero" o "tenemos que estar organizados, armados para dar un golpe de Estado y cargarse a toda esa mierda que se ponga por delante".
Murillo se encuentra encarcelado en prisión preventiva en la prisión de Brians 2 (Sant Esteve Sesrovires), decretada por el juzgado número 3 de Terrassa. El ultraderechista fue condecorado por la Asociación de Amigos de la Guardia Civil, una agrupación privada de la que la Benemérita se ha desvinculado, durante un acto celebrado meses antes de su detención. Esta ceremonia, sin embargo, se celebró en la comandancia de la Guardia Civil en Cataluña, situada en la Travessera de Gràcia de Barcelona. Hasta su encarcelamiento preventivo, Murillo trabajaba como vigilante nocturno en la sede del Centro de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información de la Generalitat.