El primer ministro eslovaco, Robert Fico, declaró a la prensa en Bratislava que quiere resolver la cuestión de la propuesta de eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles rusos antes del martes, y añadió que había hablado del asunto con el canciller alemán Friedrich Merz.
Eslovaquia quiere llegar a un acuerdo con sus socios europeos sobre el suministro de gas ruso antes del martes para aprobar un nuevo paquete de sanciones de la UE a Rusia, declaró el sábado el primer ministro, Robert Fico. Dijo a los periodistas en Bratislava que quiere "resolver esto antes del martes, porque las tensiones están aumentando en todos los lados".
Hasta ahora, Eslovaquia ha mantenido su veto al 18º paquete de sanciones que se aplicará en respuesta a la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia. Bratislava ha bloqueado el paquete por su preocupación ante la propuesta de eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles rusos para 2028, temiendo que pueda perjudicar los intereses económicos del país.
Eslovaquia obtiene la mayor parte de su gas de Rusia y tiene un contrato a largo plazo con la rusa Gazprom hasta 2034. Fico quiere garantías jurídicas en caso de que Gazprom alegue un posible incumplimiento del contrato. "Tenemos que ganar algo en esta lucha, aunque no será un resultado de 100-0", añadió Fico el sábado, según Reuters.
Señaló que había hablado con el canciller alemán, Friedrich Merz, sobre la cuestión, haciendo hincapié en que Eslovaquia levantaría su veto si se alcanzaba un acuerdo sobre la prohibición del gas.
El último paquete de sanciones, desvelado el martes por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el Alto Representante, Kaja Kallas, incluye en la lista negra a otros 22 bancos rusos y amplía la prohibición de transacciones a entidades con sede fuera del país que contribuyan a eludir las sanciones. El objetivo es el Fondo Ruso de Inversión Directa, un fondo soberano con un capital estimado de 10.000 millones de dólares (8.750 millones de euros).
También se prohíbe el uso directo o indirecto de los gasoductos Nord Stream, que conectan Rusia y Alemania. Los gasoductos submarinos no están operativos en la actualidad, y Berlín ha descartado la posibilidad de reanudar el tránsito de gas una vez finalizada la guerra.