La Unión Europea adoptó su 18º paquete de sanciones contra Rusia, centrado en el sector energético y financiero, e incluyendo un tope dinámico al precio del crudo y el bloqueo a la 'flota fantasma' de petroleros rusos. El acuerdo fue posible tras el levantamiento del veto de Eslovaquia.
La Unión Europea ha acordado imponer una nueva ronda de sanciones contra Rusia, dirigidas a los sectores energético y financiero del país, en un intento de apretar las tuercas a la maquinaria bélica del Kremlin y forzar un alto el fuego temporal en Ucrania.
Las sanciones, refrendadas el viernes por los embajadores en Bruselas, prohíben las transacciones con 22 bancos rusos, el Fondo Ruso de Inversión Directa y sus filiales, y el uso directo e indirecto de los gasoductos submarinos Nord Stream, actualmente cerrados pero que Moscú pretende reanudar en algún momento en el futuro.
Además, la UE convierte el tope de precio del crudo ruso de 60 dólares por barril (51,64 euros) en un mecanismo dinámico que se mantendrá un 15% por debajo del precio medio del mercado, según fuentes diplomáticas. El nuevo tope entrará en vigor a partir de 47,6 dólares por barril y será ajustado cada seis meses. Estados Unidos, uno de los principales defensores del tope a nivel del G7 durante la anterior Administración, no ha apoyado la revisión a la baja.
Además, se deniega el acceso a los puertos y servicios de la UE a otros 105 buques pertenecientes a la 'flota fantasma', los viejos petroleros que Moscú emplea para eludir el tope de precios del crudo. Con ello, la lista negra de la 'flota fantasma' supera los 400 buques.
En un cambio clave para colmar una notoria laguna legal, la UE ha decidido prohibir las importaciones de productos petrolíferos elaborados mediante la refinación de crudo ruso y vendidos en todo el bloque con una etiqueta diferente. Estos productos provienen principalmente de India y Turquía.
Las restricciones también afectan a 11 empresas fuera de Rusia acusadas de facilitar la elusión, incluidas cuatro en China continental y tres en Hong Kong. El acuerdo representa el decimoctavo paquete de sanciones desde febrero de 2022. La alta representante, Kaja Kallas, lo calificó como uno de los paquetes más contundentes hasta la fecha.
"Estamos atacando el corazón de la maquinaria bélica de Rusia", declaró Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. "La presión es intensa. Permanecerá hasta que Putin ponga fin a esta guerra", añadió.
Un cambio de opinión
El avance político solo fue posible después de que Eslovaquia cediera y levantara su veto, que hasta ahora había impedido la aprobación de las nuevas sanciones. La oposición eslovaca se refería a un asunto totalmente distinto: la propuesta de eliminación progresiva de todos los combustibles fósiles rusos para finales de 2027.
La Comisión Europea desveló la hoja de ruta en mayo y presentó el proyecto legislativo en junio, basado en prohibiciones graduales de los contratos de gas a corto y largo plazo. Eslovaquia, país sin salida al mar, protestó enérgicamente contra el plan, advirtiendo de que elevaría los precios para los consumidores, debilitaría la competitividad y pondría en peligro la seguridad energética.
Como la retirada progresiva está sujeta a mayoría cualificada, Bratislava recurrió a las sanciones, que requieren unanimidad, para arrancar concesiones a Bruselas. El mes pasado, durante una cumbre de la UE, el primer ministro eslovaco, Robert Fico, subió la apuesta con una serie de exigencias de compensación financiera.
Fico dijo que su país corría el riesgo de enfrentarse a una demanda de Gazprom, el monopolio ruso del gas, por valor de entre 16.000 y 20.000 millones de euros debido a la rescisión de su contrato a largo plazo, vigente hasta 2034. La Comisión argumenta que las prohibiciones de gas actuarán como "fuerza mayor" ante los tribunales y protegerán a gobiernos y empresas frente a daños y perjuicios.
Von der Leyen envió a Fico una carta con garantías
El bloqueo intensificó el diálogo entre Bratislava y Bruselas, centrado en soluciones prácticas para diversificar la combinación energética eslovaca y alejarla de Rusia, reforzar las conexiones con los países vecinos y mitigar la volatilidad de los precios. Fico calificó el acercamiento de "constructivo", pero se mantuvo firme, sorprendiendo a los diplomáticos que pensaban que el veto se levantaría antes. El canciller alemán, Friderich Merz, y el primer ministro polaco, Donald Tusk, intervinieron para desbloquear la situación.
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, también intervino. A principios de esta semana, envió a Fico una carta de tres páginas con garantías sobre la aplicación de la retirada progresiva, incluido el posible despliegue de ayudas estatales y fondos de la UE para "compensar las repercusiones negativas para los hogares y la industria".
Von der Leyen también prometió aclarar los criterios para activar la "pausa de emergencia" y suspender temporalmente la aplicación de las prohibiciones del gas en caso de "picos extremos de precios". La carta no habla de una dotación financiera a medida para Eslovaquia.
"Hemos estado trabajando estrechamente con los Estados miembros más directamente afectados, en particular Eslovaquia, para garantizar que la retirada progresiva de las importaciones rusas de energía en toda la UE sea gradual y esté bien coordinada en toda la Unión", escribió Von der Leyen.
Según Fico, que publicó toda la carta confidencial en sus redes sociales, la oferta de Von der Leyen fue rechazada de plano por sus socios de coalición. "Su respuesta es que las garantías de la Comisión a Eslovaquia son insuficientes", dijo. Entonces exigió una exención total de la retirada para seguir comprando gas ruso hasta que finalice el contrato con Gazprom en 2034.
Pero unos días después, ante la creciente presión, Fico cedió y aceptó levantar su veto. "En este momento, sería contraproducente seguir bloqueando el 18º paquete de sanciones", declaró el jueves por la noche. "Por ahora se han agotado todas las opciones, y permanecer en nuestra posición de bloqueo ya pondría en peligro nuestros intereses".
No obstante, el eslovaco prometió continuar su cruzada contra la retirada. "Comienza la segunda etapa de nuestra batalla con la Comisión Europea sobre la cuestión del gas ruso. Tenemos un plan claro aprobado", afirmó.
El acuerdo sobre las nuevas sanciones llega cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, endurece su retórica contra Vladímir Putin, prometiendo enviar ayuda letal a Ucrania e imponer "severos aranceles" a Rusia, un giro importante que fue inmediatamente acogido con satisfacción en toda Europa.
La Casa Blanca, sin embargo, se ha negado hasta ahora a respaldar un límite de precio más bajo para el petróleo ruso, dejando que otros aliados del G7 vayan por libre. Para Bruselas, la participación del Reino Unido se consideraba fundamental por su posición dominante en los seguros marítimos.