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"Fui víctima de cuatro intentos de asesinato". Violencia en las cárceles superpobladas de Bélgica

Vista frontal de la prisión de Forest, en Bruselas.
Vista frontal de la prisión de Forest, en Bruselas. Derechos de autor  SALLY VETTERS/
Derechos de autor SALLY VETTERS/
Por Pilar Montero Lopez
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El hacinamiento amenaza la integridad de los internos y dificulta su reinserción. La prisión de Forest, en Bruselas, ha abierto sus puertas al público para mostrar las dificultades que atraviesa el sistema penitenciario belga.

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Una celda de nueve metros cuadrados, sin aseo ni inodoro, puede llegar a acoger a hasta tres presos, si bien uno de ellos tendrá que dormir en el suelo por falta de espacio. Esta es una situación común en Bélgica, país que desde hace años sufre a un grave problema de sobrepoblación en las cárceles, según denuncia la asociación 9m².

La prisión de Forest, en Bruselas es una muestra de estas circunstancias. En ella todavía resuenan las voces de quienes se vieron obligados a aguantar para sobrevivir. Historias difíciles como las de Jean-Luc Mahy, un expreso que logró obtener una titulación durante sus más de 18 años de condena, pero que también pensó varias veces en quitarse la vida debido a las duras condiciones intramuros.

"Por supuesto que en la prisión hay tensiones. Yo fui víctima de cuatro intentos de asesinato, uno de ellos a los 18 años, cuando un tipo entró en mi celda, creyendo que yo había matado a su novia, y me dio una paliza. Recuerdo que los celadores me salvaron la vida. Me llevaron a la ducha. Yo estaba allí completamente desnudo y el agua corría y yo defecaba entre mis nalgas y sangraba mucho. No se olvidan momentos como ese", explica este ex prisionero a 'Euronews'.

Una prisión museo

La asociación 9m² nació para mostrar este problema a la sociedad e invitar a una reflexión sobre las situaciones a las que se enfrentan los prisioneros en el día a día. Para ello, sus miembros han unido esfuerzos para convertir la deshabitada prisión de Forest en un espacio pedagógico en el que investigadores, estudiantes, funcionarios y ex prisioneros pueden poner en común sus experiencias para contribuir a solucionar un problema sistémico que se agrava con el tiempo, según explica el director de esta asociación, Manuel Lambert.

Gobierno tras Gobierno, parece que estamos atrapados en el mismo patrón de encarcelamiento.
Manuel Lambert
Director de la asociación 9m²

"Vemos que la superpoblación no para de aumentar en las cárceles. No hay ninguna mejora. Eso es lo que nos preocupa. Gobierno tras Gobierno, parece que estamos atrapados en el mismo patrón de encarcelamiento", comenta Manuel Lambert.

Lambert explica también que "el hacinamiento hace que internos con necesidades muy diferentes se vean obligados a compartir espacios pequeños, lo que incrementa las tensiones". A ello hay que sumar la "falta de recursos" cuando se destinan los espacios sociales al alojamiento, de modo que se elimina la posibilidad de distracción y aprendizaje para los convictos. En palabras del director de 9m², "la prisión no resolverá nada en estas condiciones porque quienes entren analfabetos saldrán analfabetos y la estancia en la cárcel habrá supuesto una pérdida de tiempo ".

El hacinamiento dificulta la reinserción

Otro problema es la falta personal penitenciario, lo que significa menos vigilancia y más problemas para establecer una atención personalizada. "Todo ello crea un clima más favorable para la violencia intramuros, de modo que entra en riesgo la integridad tanto de los internos como de los funcionarios", explica Lambert.

Sin el apoyo psicológico necesario, las probabilidades de reinserción aumentan. Los miembros de 9m² manifiestan que "no hay suficientes trabajadores sociales, médicos ni psiquiatras que se ocupen de los presos para permitir que estas personas se vayan en mejores condiciones que en las que entraron", incide Lambert, quien también subraya que "la tasa de reincidencia de las personas que vuelven a empezar es muy alta en Bélgica, así que vemos que la prisión es un fracaso a la hora de proteger la sociedad."

Un problema generalizado en Europa

Bélgica es uno de los países europeos con mayor número de prisiones superpobladas, con con más de 13.000 reclusos en prisiones cuando la capacidad es para 11.000. Pero se trata de un problema generalizado en Europa que también afecta, sobre todo, a Francia, Italia o Chipre.

El Comité Europeo para la Prevención de la Tortura (CPT) realiza visitas periódicas a las cárceles europeas para verificar su funcionamiento y comprobar que no se transgredan los derechos humanos. Según datos de su último estudio, realizado en 2024, los países europeos donde hay sobrepoblación grave en las prisiones (más de 105 presos por cada 100 plazas) son : Eslovenia (134), Chipre (132), Francia (124), Italia (118), Rumanía (116) y Bélgica (113).

Entre los países con sobrepoblación moderada (105 o menos pero aún superior a la capacidad), destacan Croacia (110), Irlanda (105) o Suecia (105). También se observaron situaciones cercanas a la saturación en Escocia (100), Inglaterra y Gales (98), y Serbia (98).

La situación va en proceso de empeoramiento ya que, según datos del Eurostat, el número de presos podría aumentar hasta un 200% entre 2023 y 2027 en las cárceles europeas debido al contexto sociopolítico.

La influencia del contexto político

El hacinamiento en las prisiones va, a menudo, ligado al contexto sociopolítico del país y el convencimiento de que un sistema judicial basado en condenas duraderas es más efectivo.

Así lo explica Hugh Chetwynd, secretario ejecutivo del Comité Europeo para la Prevención de la Tortura, quien pone el ejemplo de Italia, Francia o Reino Unido como países con "problemas de hacinamiento" y que han "optado por endurecer la legislación penal", también para los delitos de drogas.

"La cuestión es que hay una falta de confianza en las alternativas al encarcelamiento para los delitos relacionados con el consumo de drogas, por ejemplo, en los que se podría evitar que estas personas fueran a la cárcel mediante la imposición de brazaletes electrónicos y con trabajos comunitarios", declara Hugh Chetwynd a 'Euronews'.

Al mismo tiempo, afirma que hay un aumento del crimen organizado en Europa y esos grupos "pueden continuar con su trabajo y sus negocios mientras están en prisión porque el personal no puede controlarlos adecuadamente, porque hay mucho hacinamiento".

A esto se añade el hecho de que "en la mayoría de los países, si un tribunal envía a una persona a una prisión con una orden judicial válida para detenerla, la prisión no puede expulsarla y la aceptará incluso si eso significa que esa persona tendrá que ir a dormir en un colchón en el suelo de una celda", incide Chetwynd.

En su opinión, todavía falta mucho para que en las sociedades europeas se extienda la percepción de que una cárcel es un reflejo e instrumento para la mejora de la misma.

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