En toda Europa, una nueva generación de innovadores en biotecnología agrícola está redefiniendo la forma en que cultivamos alimentos bajo la presión del cambio climático.
Uno de ellos es Elicit Plant, una startup francesa que ha obtenido reconocimiento internacional por ayudar a que los cultivos prosperen con escasez de agua, un desafío que se está volviendo crucial para agricultores de todo el mundo.
El auge de la compañía comenzó con los fitoesteroles. Aymeric Molin, ingeniero agrónomo y director de operaciones de Elicit Plant, explica:
"Un fitoesterol es una molécula natural que se encuentra en todas las plantas. Ayuda a regular la facilidad con que las sustancias atraviesan las células de la planta, y les permite adaptarse a las diferentes tensiones a las que se enfrenta".
La sede de Elicit Plant funciona como centro de investigación y campo de pruebas, equipada con laboratorios de biología y química y una pequeña unidad de producción. Aquí trabaja un equipo internacional de científicos para convertir la investigación en soluciones prácticas que puedan implementarse rápidamente sobre el terreno.
"Trabajamos con una amplia variedad de cultivos, principalmente maíz, soja, girasol y cereales. Nuestros experimentos de campo han demostrado que las plantas de maíz tratadas utilizan, de media, un 20 % menos de agua que las no tratadas", afirma Magdalena Kutnik, jefa de laboratorios.
Los bioestimulantes, categoría de productos a la que pertenecen las innovaciones de Elicit Plant, tienen su origen en la década de 1990. Desde 2022 están regulados por la legislación europea.
"Recibimos una de las primeras autorizaciones europeas, lo que nos permite distribuir en todos los países de la UE bajo la misma autorización. "Es una oportunidad extraordinaria", señala Molin.
Con la creciente frecuencia de las sequías y los fenómenos meteorológicos extremos, las soluciones que ayudan a los cultivos a utilizar el agua de manera eficiente ya no son opcionales, sino esenciales. El trabajo de Elicit Plant demuestra cómo la biotecnología agrícola europea puede ofrecer tanto innovación científica como un impacto tangible sobre el terreno.