Italia presenta una reforma integral de su sistema de defensa que incluye un reclutamiento militar flexible, la creación de una gran reserva voluntaria y el desarrollo de un escudo antimisiles multinivel.
El ministro de Defensa de Italia, Guido Crosetto, ha presentado las líneas principales de una amplia reforma destinada a reforzar las Fuerzas Armadas y mejorar su capacidad operativa. La iniciativa se enmarca en el Documento de Planificación Plurianual 2025-2027, discutido ante las comisiones de Defensa del Parlamento italiano.
Crosetto explicó que la reforma no responde a una única medida, sino a un conjunto de acciones necesarias para hacer frente a los nuevos escenarios de seguridad. Entre ellas destaca la introducción de un sistema de reclutamiento selectivo, cuyo objetivo es crear una reserva militar entrenada y disponible en caso de crisis, emergencias civiles o desastres naturales. Esta reserva complementaría al personal militar profesional y permitiría incorporar competencias técnicas que no siempre están presentes en la estructura tradicional.
El ministro señaló que las nuevas modalidades de reclutamiento no seguirán el antiguo modelo del servicio militar obligatorio, abolido en Italia en 2005, sino que serán flexibles, con periodos de servicio incluso de un año. Al terminar ese periodo, los voluntarios podrían reincorporarse a las Fuerzas Armadas o integrarse en una reserva permanente.
La propuesta de una nueva fuerza auxiliar
La hipótesis planteada por Crosetto incluye la creación de una reserva militar auxiliar compuesta inicialmente por unos 10.000 voluntarios, con la posibilidad de alcanzar los 40.000 en el futuro. Estos reservistas no sustituirían al personal activo en misiones operativas en el extranjero, sino que desempeñarían funciones de apoyo interno, logística, emergencias, ciberdefensa y respuesta ante crisis.
La propuesta de conscripción italiana se inspira en los modelos francés y alemán: en Francia será voluntaria, mientras que en Alemania se activará de manera automatizada, pudiendo llegar a ser obligatoria en determinados casos.
Crosetto subrayó la necesidad de adaptar estos modelos a la realidad italiana, creando una estructura flexible y especializada, preparada para escenarios de emergencia y nuevas amenazas, sin volver al servicio militar obligatorio.
Quiénes pueden participar
El grupo de posibles voluntarios incluye a antiguos militares, civiles con competencias técnicas o especializadas (médicos, ingenieros, expertos en ciberseguridad, guardias de seguridad) y jóvenes interesados. Por el momento, la edad, los requisitos, la duración del servicio y el funcionamiento de la reserva aún no están definidos.
La propuesta se formalizará en un proyecto de ley que el ministro prevé presentar al Parlamento entre enero y febrero de 2026. Posteriormente, será debatida en el Consejo de Ministros y en las comisiones competentes, que deberán definir los criterios de acceso y las modalidades de organización de los reservistas. "No puedo presentar estas normas sin más; deben ser compartidas con el Parlamento y comparadas con las que se aplican sobre el terreno", señaló Crosetto.
El ministro también destacó que los requisitos variarán en función de la especialización: quienes trabajen en ámbitos como la ciberseguridad o la logística necesitarán perfiles distintos a los del personal de combate, al que se exigirán condiciones físicas más estrictas. Se trata, según Crosetto, de un cambio de época que debe pasar por el Parlamento y ser debatido con los profesionales del sector.
Influencia y contexto europeo
La propuesta italiana llega en un momento en que otros países europeos están relanzando formas renovadas de servicio militar. El presidente francés, Emmanuel Macron, ha anunciado un servicio militar voluntario de diez meses, a partir del verano de 2026, dirigido a jóvenes de entre 18 y 19 años.
Alemania, por su parte, pretende aumentar su personal militar de 182.000 a 260.000 efectivos para 2035, mediante la selección de jóvenes de 18 años a través de cuestionarios y exámenes médicos, con participación obligatoria para hombres y opcional para mujeres.
Crosetto explicó que el reclutamiento italiano no pretende restablecer el servicio obligatorio suspendido en 2005 por la Ley Martino, sino crear una reserva permanente de voluntarios preparados para activarse en caso de necesidad, emergencias o misiones estratégicas, con un enfoque moderno y especializado.
El ministro también destacó la importancia de ofrecer incentivos económicos y reconocimiento profesional a quienes asuman responsabilidades en las Fuerzas Armadas, equiparándolos a perfiles ejecutivos del sector privado. "No puedo proponer estas normas yo solo; deben ser compartidas con el Parlamento y evaluadas por quienes trabajan sobre el terreno", insistió.
Escudo espacial e inversión en defensa aérea
Además del tema del reclutamiento, Crosetto dedicó un amplio espacio a lo que definió como la prioridad estratégica de los próximos años: la creación de una "cúpula" nacional, un escudo defensivo multinivel capaz de proteger a Italia ante amenazas misilísticas, espaciales y, especialmente, drones. Se trata de una arquitectura que el país, reconoció, "nunca ha tenido" y de la que "ya no puede prescindir", a la luz de lo visto en Israel y en la guerra en Ucrania.
El desarrollo de este escudo requiere una inversión de unos 4.400 millones de euros, destinados a sistemas espaciales de alerta temprana, radares avanzados, capacidades aéreas como el programa GCAP, el caza europeo de sexta generación, nuevas baterías Samp-T y tecnologías integradas antidrones. Será una red "interoperable", explicó el ministro, que pidió al Parlamento y a las instituciones actuar "con visión y responsabilidad", porque "ahora hay que correr".
Ciberdefensa, amenazas tecnológicas y la "guerra de drones"
La urgencia también se extiende al ámbito digital. Para Crosetto, los 500 millones de euros anuales actualmente destinados a ciberseguridad resultan "insuficientes" para un sector que se ha convertido en una "dimensión estratégica fundamental".
Las amenazas, desde misiles balísticos guiados por inteligencia artificial hasta drones de bajo coste utilizados en conflictos como el de Irán e Israel, exigen un salto cualitativo en la recopilación de datos, la velocidad de análisis y la protección de infraestructuras críticas.
"Europa y la OTAN saben que la amenaza proviene cada vez más de la tercera dimensión", afirmó el ministro, recordando la inversión sin precedentes de Estados Unidos en su Cúpula Dorada y la urgencia de que Italia adopte un sistema aeroespacial avanzado y de múltiples capas.
La experiencia de la guerra de Ucrania, descrita por Crosetto como una verdadera "guerra de drones", demuestra que las tecnologías emergentes son ahora accesibles incluso para actores hostiles que pueden atacar con medios baratos y difíciles de interceptar. Un desafío que Italia, según el ministro, no puede permitirse ignorar.