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¿Pueden preverse los tsunamis?

¿Pueden preverse los tsunamis?
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Por Euronews
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Las olas llegan a la costa este de Japón, arrasando con todo a su paso. Miles de personas han muerto por el terremoto más importante de la historia del país asiático.

Cuando el país sigue en estado de alarma nos preguntamos si se podría producir un escenario similar más cerca de Europa. A través de esta edición especial de “Futuris” veremos como los científicos europeos gestionan los riesgos de tsunami.

Estamos en Fethiye, en el sur de Tuquía. Esta región es considerada como la más vulnerable de todo el Mediterráneo. Bajo sus aguas tranquilas, la actividad sísmica es constante desde hace miles de años.

El geofísico turco Ahmet Yalciner, de la Universidad de Ankara, la considera incluso de alto riesgo. Yalciner es el coordinador local del proyecto TRANSFER, destinado a obtener un mejor conocimiento de la formación de los tsunamis en esta región mediterránea.

“Fethiye se asienta cerca de las placas tectónicas del arco helénico. Este arco es una zona de subducción, en la que la placa africana se desliza bajo la egea. Hemos encontrado muchas similitudes entre el arco helénico y el de Sunda, próximo a Sumatra, donde se originó el tsunami del sureste asiático en 2004. Necesitamos aplicar las similitudes a esta región para entender los mecanismos que generan los tsunamis”.

Una animación en 3D recrea un tsunami tras un maremoto en aguas de Fethiye. 30 equipos utilizan estos gráficos para mejorar el desarrollo de las estrategias y proteger a la población de la región euromediterránea.

Desde Bolonia, lejos de la costa, se coordinan todas las tareas.

El profesor Stefano Tinti, un geofísicio de la Universidad de Bolonia, analiza todos los datos recogidos en las diferentes estaciones europeas. Tinti y su equipo esperan que su trabajo contribuya a la creación de un sistema de alerta rápida capaz de detectar en tan sólo 20 minutos la formación de una ola gigante.

“En el pasado ya se registraron tsunamis en el Mediterráneo, así que no se descarta que ocurran en el futuro. En la actualidad, carecemos de los medios para proteger a la gente de posibles tsunamis y la única fórmula es crear un sistema de alerta en el Mediterráneo similar al existente en el Pacífico y al que se está desarrollando en el Océano Indico”.

Se han implementado programas innovadores dirigidos a disminuir los riesgos de las costas europeas más vulnerables. El objetivo final es ayudar a los europeos a reaccionar con inmediatez en caso de un eventual tsunami.

“Hemos elaborado escenarios detallados y estas simulaciones nos ayudan a comprender las características principales de los tsunamis. Podemos entender mejor la fuerza de las olas de tal manera que podemos predecir si los edificios de las costas resistirán o no el impacto. También podemos ver cuáles son las mejores vías de escape y tratar de saber qué edificios, puentes y otras infraestructuras se verán inundados y cuáles no se convertirán en una trampa mortal”.

Para conseguir esto, es vital la cooperación internacional. En el caso de Fethiye, el geofísico Ahmet Yalciner, estrecho colaborador del profesor Tinti, visita una de las estaciones sísmicas que domina el puerto y toda la ciudad.

En esta estación los sismógrafos vigilan constantemente la situación y registran el menor temblor de tierra. La actividad de bajo nivel es habitual en la región. Ese es el motivo por el que Fethiye y sus alrededores son un perfecto lugar para aplicar el proyecto TRANSFER.

“Vamos a aplicar el modelo y a tratar de determinar las probabilidades de los impactos de tsunamis. Esto nos permitirá comprender mejor los efectos de los tsunamis tanto en Fethiye como en la vecina Rodas. Así podremos entender mejor la vulnerabilidad de los edificios costeros y determinar las leyes de la hidrodinámica y su distribución a lo largo de la costa. Todo esto nos ayudará a diseñar mapas de inundaciones”.

Desde Fethiye, los datos recogidos son transmitidos inmediatamente a Estambul.

Esta ciudad del Bósforo es el puente geofísico que une Europa con Asia y tiene tras de sí una larga historia de terremotos y, en teoría, de tsunamis.

En el observatorio de Kandilli, Mustafa Erdik y su equipo recogen los datos de los terremotos en el marco de otro proyecto europeo, SAFER. Los investigadores esperan que su trabajo se traduzca, en el futuro, en un sistema de alerta y una mejor protección civil.

“El objetivo principal del proyecto SAFER es aprovechar los nuevos desarrollos en sismología; especialmente para aplicarlos a los sistemas de alerta temprana. También trataremos de integrar algunos métodos y aplicaciones de toda Europa, que puedan ser fácilmente adoptados por los organimos públicos, los servicios de protección y en definitiva por los gobiernos”.

Erdik y la mayoría de los expertos en tsunamis y terremotos insisten en que los datos recogidos, si bien son necesarios, no pueden predecir con toda seguridad si se va a producir una catástrofe. La ciencia que estudia los movimientos sísmicos y tsunamis aún está despegando.

“En los últimos 1.000 millones de años la actividad sísmica no ha cesado. Pero sólo disponemos de datos de los últimos siglos, un periodo demasiado corto para predecir el futuro. A esto hay que añadir que los terremotos y tsunamis son caóticos. En realidad no se pueden establecer leyes físicas ni modelos matemáticos que expliquen estos fenómenos”.

En lo que sí coinciden los investigadores es en que informar a la población es vital para evitar que situaciones extremas se conviertan en dramas humanos. El devastador terremoto de Japón y el maremoto de 2004 mostraron al mundo la importancia de transmitir informacines útiles a las poblaciones costeras.

“Un ejemplo claro es el de Simeulue. El epicentro del terremoto estaba a tan sólo 50 kilómetros de la isla, en la que vivían 80.000 personas. Unicamente, fallecieron ocho. La razón fue la experiencia adquirida después de que otro tsunami golpeara la zona en 1907. Sabían que tras un movimiento sísmico, las olas pueden invadir las costas. Si la gente conoce las informaciones básicas, sabrá cómo actuar y podrá evacuar las zonas de riesgo”.

Haciendo frente común a la amenaza de los maremotos, los expertos europeos esperan poder ganarles la partida y dar más tiempo a las personas para protegerse, en caso de que un mar tanquilo como el “Mare Nostrum” desate su furia.

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