La tecnología puede mejorar el aprendizaje, reducir las desigualdades y reforzar el pensamiento crítico, con una condición: que llegue a todas partes. Y aunque esa es la idea, no todos los países del Bloque de los 27 avanzan al mismo ritmo.
La IA ya no es una promesa para el futuro de la educación. Ya está aquí. Desde sistemas de evaluación automatizados hasta plataformas que adaptan las lecciones a las necesidades de cada alumno, el aula está cambiando a un ritmo que hasta ayer se habría considerado ciencia ficción. Pero la transición no es uniforme; algunos países van a toda velocidad, otros apenas mantienen el ritmo.
Europa ya ha iniciado el proceso de implantación. La tecnología puede mejorar el aprendizaje, reducir las desigualdades y reforzar el pensamiento crítico, con una condición: que llegue a todas partes.
Grecia: de experimento a proyecto nacional
En Grecia, la integración de la IA en la educación ha pasado de los esfuerzos piloto a una estrategia estatal coherente. Durante años, algunos centros de Atenas, Salónica y Creta probaron plataformas de evaluación en línea, producción automática de material y enseñanza a distancia. Los resultados fueron alentadores, pero desiguales: allí donde existían infraestructuras y profesores formados, los avances eran evidentes; en otras zonas, la tecnología se limitaba a la demostración sin una integración efectiva.
El paso decisivo se dio el 5 de septiembre en Salónica. El Ministerio de Educación presentó el programa Introducción de la IA en las escuelas, con el apoyo estratégico de la Fundación Onassis y la colaboración de OpenAI. La iniciativa supone la introducción de ChatGPT Edu en 20 institutos del país, entre ellos 6 escuelas públicas Onassis y escuelas estándar y experimentales seleccionadas.
Las herramientas de IA funcionarán en un entorno libre de anuncios y conforme a GDPR y serán supervisadas por el Ministerio. Tipping Point in Education se encargará de la formación de los profesores, que es un requisito fundamental para que la tecnología se utilice de forma pedagógica y no superficial.
El panorama del país refleja tanto avances como desigualdades. Los profesores denuncian que la falta de formación y apoyo puede frustrar la innovación, mientras que las escuelas de la región siguen enfrentándose a problemas de conectividad. La gran pregunta ahora no es si Grecia quiere digitalizar su educación; es si puede hacerlo en todas partes al mismo ritmo.
Colaboración entre la Universidad del Pireo y Google
El acuerdo entre la Universidad del Pireo y Google es otro indicio del cambio acelerado de las universidades griegas hacia la educación digital y la inteligencia artificial. El MoU no se limita a un nivel teórico, sino que va acompañado de acciones educativas prácticas, fácilmente disponibles para estudiantes y personal. Con el acceso gratuito a herramientas de IA y formación especializada, la Universidad del Pireo pretende crear una nueva generación de licenciados que conozcan, comprendan y utilicen tecnologías de vanguardia.
Se espera que la iniciativa sirva de modelo para asociaciones similares entre universidades públicas y el sector privado, en un momento en que la competencia digital es ya un requisito previo para el desarrollo académico y las carreras profesionales. Poner a disposición de los estudiantes modernas herramientas de IA puede acelerar la investigación, la innovación y la creación de nuevas aplicaciones que reforzarán el ecosistema tecnológico griego. La apuesta ahora es continuar y ampliar este tipo de asociaciones para que los conocimientos y las oportunidades lleguen al mayor número posible de jóvenes.
Inteligencia Artificial para Profesores.
El programa de Inteligencia Artificial para Profes ores del KEDIVIM de la Universidad de Patras es un hito para la comunidad educativa griega y europea. Con cuatro programas universitarios de formación a distancia certificados con ECTS exclusivos para profesores, la Universidad de Patras se convirtió en la primera de Europa en ofrecer una formación en IA tan organizada y reconocida institucionalmente. Desde 2023 hasta la fecha, decenas de miles de maestros y profesores ya han participado, obteniendo un certificado universitario que mejora sustancialmente sus cualificaciones profesionales.
La renovación constante de los programas -ya cuatro veces en año y medio- demuestra la rapidez con la que evolucionan las herramientas de IA y la necesidad de formación continua del profesorado. El objetivo es crear una reserva nacional de 200.000 profesores competentes en el uso de la IA en la enseñanza, para que la innovación pueda pasar de la teoría a la práctica escolar cotidiana. Si Grecia consigue reforzar la formación por igual en todo el sistema educativo, podrá situarse a la cabeza de la nueva era digital del aprendizaje.
Una Europa a dos velocidades
El panorama a escala de la UE es igualmente desigual.
Finlandia: la escuela del futuro ya está aquí
En Finlandia, los estudiantes de secundaria utilizan la IA para ajustar el ritmo de estudio. El sistema detecta los puntos débiles en lengua y matemáticas y sugiere ejercicios personalizados. Al mismo tiempo, los profesores reciben formación obligatoria en tecnología y herramientas digitales.
Alemania: la financiación existe, pero no siempre se aplica
A pesar de los enormes recursos disponibles, la cautela en torno a la privacidad de los datos y la burocracia están retrasando la entrada de la IA en las escuelas. Cada estado avanza de forma diferente, lo que crea disparidades internas.
España: velocidad pionera, déficit de infraestructuras
España está experimentando con sistemas de clasificación por IA en megaciudades, pero las zonas rurales se enfrentan a menudo a problemas de conectividad, lo que deja a los niños fuera de la educación digital.
Italia y Portugal: grandes inversiones, pero retraso en experiencia
Ambos países están impulsando las infraestructuras digitales y la formación del profesorado, pero la reforma sigue dependiendo de las administraciones locales y del ritmo de formación de los docentes. En conclusión, el acceso al conocimiento se está convirtiendo en un privilegio tecnológico, no en un derecho social evidente.
El papel del profesor está cambiando, no desapareciendo
La IA se hace cargo de las tareas técnicas y burocráticas: corrección de exámenes, creación de ejercicios, seguimiento de los progresos. Esto deja espacio para una enseñanza centrada en la comprensión, el diálogo, la creatividad. En Grecia, donde la relación profesor-alumno sigue estando profundamente centrada en el ser humano, el debate adquiere profundidad política y social: la tecnología no debe sustituir al ser humano, sino potenciarlo.
Los educadores advierten: sin formación, la IA corre el riesgo de convertirse en algo impresionante pero inútil. Con el apoyo adecuado, puede convertirse en la herramienta de aprendizaje más poderosa de las últimas décadas.
La nueva brecha digital
Los ganadores del próximo día serán los que tengan acceso a las herramientas de la IA. Los perdedores, los que se queden sin infraestructuras, sin dispositivos, sin profesores formados.
Para Grecia, esto es lo que realmente está en juego. Si la IA se convertirá en el privilegio de unas pocas escuelas, o si se convertirá en la base de una nueva educación pública capaz de competir internacionalmente. La tecnología ya está aquí. La cuestión es quién se unirá a ella en la próxima aula, y quién se quedará fuera.