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España afronta la escasez de medicamentos mientras la UE intenta reducir su dependencia de China

Frascos de medicamentos se desplazan sobre una cinta transportadora en un almacén de farmacia de venta por correo en Florence, Nueva Jersey, el 10 de julio de 2018.
Frascos de medicamentos se desplazan sobre una cinta transportadora en un almacén de farmacia de venta por correo en Florence, Nueva Jersey, el 10 de julio de 2018. Derechos de autor  Julio Cortez/Copyright 2018 The AP. All rights reserved.
Derechos de autor Julio Cortez/Copyright 2018 The AP. All rights reserved.
Por Christina Thykjaer
Publicado Ultima actualización
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Más de 1.100 medicamentos presentan incidencias en España, un problema que refleja la fuerte dependencia de Asia en la producción farmacéutica y que la Unión Europea intenta revertir con nuevas medidas.

España atraviesa una escasez intermitente de medicamentos que afecta a cientos de fármacos, y aunque las autoridades sanitarias insisten en que la mayoría de los tratamientos están garantizados, detrás del problema se esconde un factor estructural: la fuerte dependencia de China en la producción de componentes farmacéuticos.

Según datos del Centro de Información de Medicamentos (CIMA) y del Segundo Informe Semestral de Problemas de Suministro 2024 de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), 1.159 presentaciones (distintos formatos o envases en que se comercializa un mismo medicamento) sufrieron problemas de suministro en España durante el segundo semestre del año, lo que representa el 3,5% del total de medicamentos comercializados.

De esas presentaciones, aproximadamente el 6,9% de los medicamentos con incidencias y el 0,24% del total del mercado, se clasificaron como de alto impacto asistencial, es decir, sin alternativa terapéutica disponible. Si se considera todo el año 2024, el número total de medicamentos afectados asciende a 2.571 presentaciones, de las cuales 189 (en torno al 7,3% de los casos anuales) fueron de alto impacto asistencial.

Detrás de muchas de estas interrupciones está la falta de ingredientes activos farmacéuticos (API), cuya fabricación se concentra en Asia. Diversos informes europeos estiman que entre el 60% y el 80% de los principios activos que utilizan las farmacéuticas europeas provienen de China e India. Esta concentración convierte cualquier contratiempo, desde una restricción medioambiental en una planta china hasta una crisis logística global, en un riesgo directo para el abastecimiento en España y Europa.

El Real Instituto Elcano advirtió ya en 2022 que las cadenas de suministro españolas "dependen críticamente de China", especialmente en sectores estratégicos como el farmacéutico. Mientras tanto, Bruselas ha reconocido que esta dependencia limita la autonomía sanitaria europea.

Sin embargo, los expertos matizan que no todos los medicamentos con incidencias de suministro representan un riesgo para los pacientes. Muchos de ellos cuentan con alternativas terapéuticas o genéricos disponibles, por lo que los efectos asistenciales suelen ser limitados.

"El concepto de problema de suministro es amplio: puede deberse a un retraso logístico, a una presentación concreta o a un aumento puntual de la demanda. Pero eso no siempre se traduce en un desabastecimiento real", explica a 'Euronews' el director del Departamento Técnico de Farmaindustria, Emili Esteve.

Ahora parece que Europa se está dando cuenta de que quizá no ha sido tan buen negocio depender tanto del exterior
Emili Esteve
Director del Departamento Técnico de Farmaindustria

Lo realmente preocupante son los medicamentos críticos, asegura, que son aquellos sin alternativa terapéutica y cuya ausencia compromete directamente la atención sanitaria. Según el Segundo Informe Semestral de Problemas de Suministro de la AEMPS de 2024, más del 80% de los casos registrados no supusieron un riesgo clínico grave, aunque contribuyen a la sensación de una escasez generalizada.

Esteve coincide en que la magnitud del problema debe matizarse. "Hay que diferenciar entre los medicamentos realmente críticos y aquellos que simplemente registran una incidencia en el suministro. En muchos casos, los pacientes no se ven afectados porque existen varias presentaciones o genéricos equivalentes", explica. Según el experto, "los medicamentos originales, protegidos por patente, no suelen tener problemas con el principio activo porque se fabrican principalmente en Europa o en Estados Unidos".

El responsable técnico de Farmaindustria apunta que la situación es distinta en el caso de los genéricos. "Cuando un producto cae en el mundo del genérico, bajan los precios y Europa no ha sido capaz de retener este tipo de fabricación, que en muchos casos se ha desplazado a Asia. Ahora Europa parece darse cuenta de que quizá no ha sido tan buen negocio depender tanto del exterior", señala.

Cuatro causas principales

Entre las causas más frecuentes de los problemas de suministro, Esteve distingue cuatro grandes grupos: técnicos, logísticos, administrativos y económicos. "Un medicamento parece algo sencillo, pero requiere muchos componentes: el principio activo, el excipiente, el frasco, el prospecto, el tapón… Si falta alguno, el producto no puede salir al mercado. Y si ese tapón se fabrica en Asia y deja de llegar, no hay forma inmediata de sustituirlo, porque cualquier cambio requiere autorización administrativa", explica.

A estos factores se suman los problemas logísticos globales, como bloqueos en rutas marítimas o conflictos bélicos, y las limitaciones derivadas de los precios intervenidos en España y otros países europeos. "Los medicamentos tienen precios fijados por la Administración, de modo que las empresas no pueden repercutir el incremento de costes en el producto. Esto tensiona la capacidad de suministro, sobre todo en fármacos de bajo margen", nos cuenta Esteve.

Pese a todo, el director técnico de Farmaindustria insiste en que la mayoría de los casos no son graves. "Numéricamente, puede parecer mucho, porque hablamos de unas 700 presentaciones con incidencias, pero la mayoría no tiene relevancia sanitaria (...) Solo los productos únicos y terapéuticamente relevantes generan un verdadero problema de suministro", asegura.

En los últimos años, China ha reforzado su control sobre las exportaciones de ciertos productos químicos y farmacéuticos, lo que ha provocado retrasos en las cadenas de distribución y encarecido los costes de producción. La pandemia de COVID-19 evidenció la fragilidad del sistema: bastó el cierre temporal de algunas fábricas asiáticas para generar desabastecimientos en todo el continente.

El Tribunal de Cuentas Europeo pide una solución eficaz

La preocupación se extiende a nivel comunitario. Un reciente informe del Tribunal de Cuentas Europeo advierte de que, pese a las lecciones de la pandemia, la Unión Europea sigue sin encontrar una solución eficaz a la escasez crónica de medicamentos, que alcanzó niveles sin precedentes entre 2023 y 2024.

El organismo con sede en Luxemburgo considera que la falta de autonomía farmacéutica es un dolor de cabeza estructural para la UE y urge a una respuesta conjunta que refuerce la producción dentro del bloque, aumente la transparencia de las cadenas de suministro y garantice un acceso equitativo a los fármacos esenciales.

Para mitigar esta vulnerabilidad, el Gobierno español ha respaldado la iniciativa europea de la Ley de Medicamentos Críticos, que busca fomentar la fabricación local de medicamentos esenciales y reducir la dependencia exterior. El plan incluye incentivos fiscales y simplificación administrativa para las empresas que produzcan en suelo europeo.

A nivel nacional, el Plan de Garantías de Abastecimiento de Medicamentos de Uso Humano 2025-2030, publicado por la AEMPS en junio de 2025, refuerza esta estrategia con un enfoque estructural y de largo plazo. Su objetivo es reforzar la cadena de suministro y mejorar la capacidad de respuesta ante interrupciones, incorporando las lecciones aprendidas durante la pandemia.

El plan prevé medidas de prevención de escasez que permitan detectar vulnerabilidades en la producción y distribución, impulsa la fabricación en territorio nacional mediante incentivos y fomenta la notificación temprana de incidencias para anticipar medidas correctoras. También agiliza los trámites para los medicamentos considerados estratégicos y apuesta por una mayor transparencia e integración de datos en los sistemas de prescripción y dispensación.

No obstante, el reto no es menor. Fabricar en Europa implica costes laborales y ambientales más altos que en países como China, lo que limita la competitividad de las plantas locales. En este contexto, los expertos piden una estrategia a largo plazo que combine la sostenibilidad económica con la seguridad sanitaria.

De momento, la lección es clara: la salud pública europea no puede desligarse de las fábricas chinas, pero la autonomía farmacéutica se ha convertido en una prioridad política que marcará la agenda sanitaria de la próxima década.

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