Desde Malanje hasta el Atlántico, la familia Tucker vuelve a recorrer los pasos de sus antepasados angoleños esclavizados, cuatro siglos después de los hechos.
En un viaje de recuerdo y belleza natural, la familia Tucker, del estado estadounidense de Virginia, recorre los escenarios de belleza natural en los que sus antepasados fueron arrebatados por los colonos portugueses y enviados a América como esclavos.
Los Tucker, cuyo ADN se remonta a Angola, son uno de los millones de descendientes de esclavos. Cuatro siglos después de los hechos, vuelven a recorrer los probables últimos pasos de sus antepasados angoleños, Antoney e Isabel, que fueron sacados como esclavos del Reino Ndongo de Angola en 1619.
Desde Malanje hasta el Atlántico
El río Kwanza se extiende casi 1000 kilómetros a través de Angola. Durante la época colonial portuguesa, fue una importante ruta de transporte de millones de esclavos, que fueron obligados a embarcarse en buques con destino a América.
Antoney e Isabel fueron enviados a lo que entonces era la tierra inglesa de Virginia, irónicamente, en el Puerto del Consuelo. Entre unos 6 millones de angoleños esclavizados enviados al Nuevo Mundo.
"No puedo imaginar lo que fue, tener que caminar 100 millas para ser esclavizado y sometido en este lugar, y luego embarcado en el fondo de un barco... No puedo imaginar esa experiencia, que sobrevivieron", se lamenta Wanda Tucker.
La familia Tucker rastreó su ADN hasta la actual provincia angoleña de Malanje, donde comenzó su viaje, en las impresionantes cataratas de Kalandula.
Próxima parada: Pedras Negras, o Rocas Negras, en la provincia de Malanje. Eran una base para la reina Njinga del Reino de Ndongo, en lo que hoy es Angola.
En el momento de la captura de Antoney e Isabel, en 1619, la reina Njinga luchaba activamente contra el tráfico de esclavos portugués.
En Massangano, en el río Kwanza, se encontraba el mercado de esclavos.
"El primer contingente de angoleños que acabó en Virginia, es decir en 1619, habría partido precisamente de este espacio, de este mercado", explica Emmanuel Caboco, especialista en patrimonio cultural. Le da a la familia Tucker un recorrido por Massangano para revivir el calvario de sus parientes hace cuatro siglos.
"Estos esclavos venían en filas, eran comercializados, bautizados y así salían por los puertos".
"Una historia que debe ser contada"
Para la familia Tucker, su viaje a Angola es revelador tanto por su belleza como por la estremecedora historia que esperan que sirva para crear conciencia.
Para Carolita Jones, prima de los Tucker, este punto de partida de los esclavos africanos necesita el reconocimiento mundial de la UNESCO.
El corredor de Kwanza es un lugar realmente excelente... para convertirse en Patrimonio de la Humanidad. Hay tantos lugares que significan tanto, que tienen tanta historia.