El valle de Fergana ofrece paisajes fértiles, talleres de seda, palacios históricos y tradiciones que lo convierten en el corazón cultural y natural de Uzbekistán.
Extendido entre las montañas de Uzbekistán, el valle de Fergana es conocido por sus fértiles tierras y su legado cultural. Kokand, antaño próspera capital del kanato, conserva ornamentados palacios y mezquitas, mientras que Margilan sigue siendo el centro del tejido de seda del país.
En Chust, los cuchilleros mantienen viva una artesanía centenaria, y los viñedos abastecen tanto las mesas locales como los mercados internacionales.
Más allá del comercio y la artesanía, las teterías siguen siendo fundamentales en la vida de la comunidad y ofrecen una visión de las tradiciones locales. Mezcla de historia, agricultura y arte, el valle sigue siendo uno de los paisajes culturales más ricos de Uzbekistán.