En plenas vacaciones de Todos los Santos, las últimas horas antes del nuevo confinamiento en Francia se vivieron con una mezcla de nerviosisimo y hastío.
PUBLICIDADEn plenas vacaciones de Todos los Santos, las últimas horas antes del nuevo confinamiento en Francia se vivieron con una mezcla de nerviosisimo, prisas por ultimar detalles y hastío de volver a una situación similar a la de la pasada primavera.
El tráfico fue muy intenso este jueves por la noche en París. Se registraron más de 700 kilómetros de atascos en la región de Île-de-France en el momento culminante de la tarde. Los automovilistas de la región parisina prácticamente hicieron estallar los récords anteriores, a pocas horas de la entrada en vigor del segundo confinamiento que comenzó este jueves a medianoche en toda Francia.
Un gran número de residentes de Île-de-France habían acudido a los centros comerciales. Para otros, estas últimas horas de libertad eran sinónimo de éxodo, de huir de las estrechas viviendas parisinas o de pasar este segundo encierro cerca de espacios abiertos.
Durante el día, las multitudes también eran también mucho mayores que de costumbre, con escenas dignas de la temporada de compras de Navidad. Las peluquerías y las estanterías de los supermercados fueron tomadas por asalto, así como las últimas terrazas donde se podía tomar una copa con los amigos o comer algo antes del cierre.
Antes de la fatídica hora de las 9 de la noche, que marca el comienzo del toque de queda, los parisinos se encontraron en gran número en el transporte público. Algunos trenes del metro estaban completamente abarrotados.
Estos fenómenos se han observado en otras grandes ciudades francesas. También se echaron a la calle los habitantes de Lyon, por ejemplo. Y se produjeron grandes atascos de tráfico a primera hora de la tarde en Nantes y Burdeos.
Manifestaciones anti-confinamiento
Al mismo tiempo, en algunas ciudades, como Toulouse o París, han tenido lugar manifestaciones contra el encierro. La procesión parisina, compuesta por unas 200 personas, se reunió espontáneamente en torno a la plaza de la República, sin ningún signo distintivo.
"Nos oponemos al confinamiento que ha proclamado el presidente a pesar del sentido común y de cualquier realidad epidémica", explicó un manifestante.
"Estamos hartos del toque de queda, de hecho. Entendemos que es por la enfermedad... ¡Pero no debemos exagerar!" pesaba una mujer.
Se produjeron actos de vandalismo y la policía hizo agunos disparos de gas lacrimógeno de la policía contra las concentraciones. Los manifestantes se dispersaron alrededor de las 9 pm, comienzo del toque de queda. Nada que ver con las tensas situaciones que hemos visto en Italia.
A medianoche, Francia volvió al silencio del confinamiento, al menos por un mes, aunque con medidas mucho más flexibles que en marzo y abril. Los colegios permancerán abiertos y la mayoría de negocios pueden seguir trabajando, excepto aquellos que suponen concentraciones de público.
Estos recibirán ayudas del Estado para mantenerse a flote.