Miles de manifestantes se congregaron en Jerusalén para exigir el retorno de los rehenes retenidos en Gaza, mientras las protestas a nivel nacional contra la movilización de 60.000 reservistas se intensificaban.
Las familias de los rehenes acusaron a Netanyahu de prolongar la guerra con fines políticos, instándolo a aceptar un alto el fuego con Hamás.
El ataque del 7 de octubre por militantes liderados por Hamás mató a unas 1.200 personas y secuestró a 251; 48 permanecen en Gaza y se cree que unos 20 están vivos. El ministerio de salud de Gaza afirma que 63.633 palestinos han muerto desde que comenzó la guerra en 2023.
Netanyahu desestimó las protestas, acusando a los manifestantes de dañar propiedades y alterar la vida diaria.