El aniversario del ataque del 7 de octubre de 2023, que mató a unas 1.200 personas en Israel y desencadenó la guerra en curso, llega mientras se llevan a cabo conversaciones indirectas entre Israel y Hamás en Egipto en busca de un posible alto el fuego.
Según el Ministerio de Salud de Gaza, más de 67.000 palestinos han muerto desde que comenzó la guerra, con mujeres y niños representando aproximadamente la mitad de las víctimas. Los combates han desplazado a alrededor del 90% de los dos millones de residentes de Gaza, a menudo en varias ocasiones, mientras que las restricciones a la ayuda han profundizado el hambre y han alimentado lo que los expertos describen como una hambruna en la Ciudad de Gaza. Grandes partes del territorio yacen en ruinas, y los hospitales continúan luchando con la escasez de personal, medicinas y equipamiento.
En toda Gaza, los supervivientes describen los últimos dos años como marcados por la pérdida, el hambre y la inestabilidad. Muchos que regresan a sus hogares han encontrado barrios enteros destruidos, mientras los trabajadores de la salud tratan a los pacientes en salas abarrotadas y los periodistas continúan arriesgando sus vidas para informar sobre la guerra.
Grupos de derechos humanos han acusado a Israel de cometer atrocidades, mientras que Israel sostiene que su campaña es un acto legítimo de defensa propia destinado a desmantelar a Hamás, el grupo responsable del ataque de 2023.