Los representantes de exteriores de Rusia y de Estados Unidos han sido mucho más diplomáticos que sus presidentes. Obama desde Washington dudaba de
Los representantes de exteriores de Rusia y de Estados Unidos han sido mucho más diplomáticos que sus presidentes. Obama desde Washington dudaba de un cambio en la política de Putin, mientras que, éste, desde Moscú, defendía su área de influencia en la que incluye a Ucrania.
Sergei Lavrov ha hecho oídos sordos a todas las acusaciones que en esa misma tribuna ha lanzado su homólogo ucraniano, asegurando que ha sido el propio presidente Poroshenko el que ha reclamado la ayuda de expertos militares rusos. “Éstos están ayudando a las partes involucradas para que lleguen a un acuerdo sobre cómo retirar toda la artillería pesada”, ha dicho.
El discurso de Kerry ha sido mucho menos acusador que, por ejemplo, el de la jefa de la diplomacia europea: “Estados Unidos y los países que apoyan la soberanía y los derechos de Ucrania no buscan la confrontación. No es nuestro deseo ver cómo Rusia se aísla con sus propias acciones. De hecho, estamos convencidos de que Moscú podrá restablecer una relación de confianza con su vecino involucrándose en la vuelta a la calma.”
El ministro de Exteriores de Ucrania ha llegado a acusar a Moscú de persecuciones políticas y étnicas en Crimea y de haber contribuido a la destrucción de Donbas con su apoyo militar a los rebeldes.
Denuncias que tenían su eco en la calle. Un grupo de ciudadanos suizos de origen ucraniano han protestado delante de la sede de la OSCE.