El Gobierno húngaro sigue con su discurso del miedo ante el problema migratorio. Mientras miles de refugiados continúan su periplo para alcanzar los
El Gobierno húngaro sigue con su discurso del miedo ante el problema migratorio.
Mientras miles de refugiados continúan su periplo para alcanzar los países más ricos de Europa, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha dicho en la ONU que el flujo constante de inmigrantes puede llegar a desestabilizar el Viejo Continente.
Un discurso que para el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon no debería pronunciarse ya que según él, no se deben “construir muros ni explotar miedos”.
“A las fronteras húngaras está llegando gente de Siria, Irak, Pakistán, Afganistán y últimamente del África subsahariana. Dejémoslo claro, Europa no podrá cargar ella sola con esta responsabilidad. Si la situación actual no cambia, Europa será desestabilizada”, decía Orbán.
La reunión en la ONU ha sido otra ocasión para constatar el drama humanitario que representa este éxodo pero no ha servido para aportar soluciones concretas a esta emergencia.
“El número total de sirios en Turquía ronda los dos millones. Tenemos unos 260.000 en los campos de refugiados. En algunas de nuestras ciudades hay más sirios que turcos. Por ejemplo, en Kilis la población siria representa el 54% del total y los turcos se han convertido en minoría”, decía el primer ministro turco, apuntaba el primer ministro turco, Ahmet Davutoglu.
Según Ankara, este flujo de refugiados ha obligado al Gobierno a gastar más de 7.000 millones de euros y la ayuda internacional no llega ni a los 400 millones.