El señor Obama en Cuba

El señor Obama en Cuba
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Por Beatriz Beiras
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Barack Obama ha pisado suelo cubano tan sólo un año y tres meses después de los discursos televisados simultáneamente del presidente de Estados Unidos y de su homólogo cubano, Raúl Castro, el 17 de diciembre de 2014.

En aquellas alocuciones ambos mandatarios anunciaron al mundo y a sus pueblos su determinación a restablecer relaciones bilaterales, rotas el 3 de enero de 1961, después de la revolución cubana. Resultado de intensas negociaciones en la sombra, el anuncio no dejó de sorprender por su contenido, pero también por la forma. Cuidadosamente estudiada, la puesta en escena decía tanto como el inglés y el español de los discursos: dejaba claro que el diálogo sería de tú a tú, y en ningún caso habría vencedores o vencidos.

Y en cuanto tuvieron ocasión el estadounidense y el cubano lo mostraron ante las cámaras, en Panamá durante la Cumbre de las Américas, y luego en Nueva York, con ocasión de la Asamblea General de la ONU.

Entretanto, las respectivas embajadas en La Habana y en Washington reabrieron sus puertas y el poderoso vecino del norte ha ido levantado numerosas restricciones que afectan sobretodo a la vida de las personas a ambas orillas del estrecho de Florida. A los ciudadanos estadounidenses se les ha facilitado viajar a la isla, y el interés por conocer La Habana ha provocado un aumento del turismo del 77% respecto a 2014. Es la consecuencia mas evidente en la isla del llamado deshielo económico, propiciada por la política de apertura gradual de la economía al mercado iniciada por Raúl Castro. Es a ese sector de la sociedad cubana, los llamados « cuentapropistas », unos 500 000 han solicitado la licencia, que el presidente estadounidense va a rendir visita en la Fábrica de Arte Cubano, en el barrio habanero de El Vedado.

Además de los actos oficiales inherentes a cualquier visita de jefes de Estado, los tres días de Barack Obama en Cuba están minuciosamente ocupados con encuentros destinados a casar el principio de no intervención con gestos dirigidos a animar a los cubanos a tomar las riendas de su destino, a escuchar las reclamaciones de la disidencia que recibirá en la embajada, y también a subrayar lo que ambos pueblos comparten entre sí, la pasión por el beisbol, única en una región donde el futbol es rey.

La visita de Obama, es la primera de un presidente de EE.UU a Cuba desde hace 88 años, mucho antes de la revolución de 1959. Sólo por eso es histórica, pero de ella se espera mucho más, sobretodo en Cuba, pero también en América y Europa. Como el propio Obama reconoció, los años de políticas de aislamiento hacia la isla sólo consiguieron aislar a Estados Unidos en el Hemisferio Occidental. El presidente estadounidense ha dado un giro radical a esa política que calificó de anacrónica y ha decidido romper con el inmovilismo. El martes pronunciará un discurso que será televisado en directo desde el Gran Teatro de la Habana, el que fue el Centro Gallego construido por los emigrantes gallegos en Cuba. Será un acto sin precedentes para el régimen castrista y su contenido un indicador de por dónde evolucionarán las turbulentas relaciones entre estos dos países a los que sólo separan 90 millas náuticas entre la costa de Florida y la de Cuba.

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