En el último día de su visita a Cuba, Obama habló de democracia en Gran Teatro de La Habana frente a la plana mayor del régimen comunista, asistió a un histórico partido de beísbol y se reunió con la
Un minuto de silencio y un partido de beísbol histórico en La Habana. El silencio, para recordar a las víctimas del terrorismo en Bruselas. El beísbol para añadir otra imagen icónica al proceso de deshielo entre Estados Unidos y Cuba. Barack Obama y Raúl Castro se han servido de la pasión común por ese deporte para poner el acento en lo que une a los dos pueblos, más que lo que les separa.
Desde el inicio de la normalización de relaciones en 2015, el cambio ha sido monumental desde la perspectiva económica, pero la visita de Obama ha dejado claro, también, que las diferencias políticas entre Washington y La Habana siguen siendo inmensas. Obama hizo este discurso en el Gran Teatro frente a la plana mayor del régimen cubano:
“ Creo que los ciudadanos deberían poder expresarse sin miedo, organizarse, criticar al Gobierno y protestar pacíficamente. Y que el imperio de la ley no debería incluir las detenciones arbitrarias de personas que están ejerciendo sus derechos”
Y en el último día de su visita también se reunió con una delegación de disidentes, entre los que se encontraban Berta Soler de las Damas de Blanco. Durante ese encuentro sin precedentes, salió a relucir una lista con presos políticos después de que Raúl Castro- que niega su existencia- retara a la oposición a darle los nombres.