El bicentenario del nacimiento del influyente pensador, que se celebra estos días en su localidad natal, Tréveris, ha tenido uno de sus puntos más polémicos en el descubrimiento de una estatua de más de cinco metros, regalo del Gobierno chino. La polémica aumenta aún más si cabe.
La localidad alemana de Tréveris celebra este sábado el bicentenario del nacimiento de su ciudadano más ilustre, Karl Marx. Entre los actos más importantes, la presentación de una imponente estatua de bronce de cinco metros y medio de altura y casi dos toneladas de peso, regalo envenenado del Gobierno de China, principal seguidor de las teorías del autor de "El capital".
Unas 1500 personas han presenciado el polémico evento.
"Sí, estamos con el hijo de nuestra ciudad", aseguraba la presidenta del Estado de Renania-Palatinado. "Y nos relacionamos con Karl Marx de una forma constructiva y activa. Y no lo escondemos, sino que estamos contentos de recibir este regalo, este gesto de amistad".
Un gesto aplaudido por representantes comunistas e inaceptable para muchos grupos y partidos que han acudido a esta ciudad para protestar contra el homenaje al que consideran padre de muchas de las tiranías de la historia reciente, entre ellas la vivida por parte de la propia Alemania tras la Segunda Guerra Mundial.