Cuatro meses vistiendo el chaleco amarillo

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Por Lucia Riera Bosqued
Cuatro meses vistiendo el chaleco amarillo
Derechos de autor  REUTERS/Christian Hartmann

Decimosexto día de protestas de los chalecos amarillos en Francia. Las manifestaciones de este sábado son el preludio de un gran mes de movilización, aseguran, coincidiendo con el final del debate nacional el 16 de marzo.

Las cifras oficiales hablan de casi 40.000 manifestantes en toda Francia, la mayoría en París.

"Lo que queremos es que este gobierno tenga en cuenta a los más débiles, que dejen de aplastarnos y que la gente pueda vivir con dignidad en su trabajo y manifestarse pacíficamente como ahora", reclama Jonathan Decker, uno de los asistentes.

Sophie Tissier, coordinadora de los Chalecos Amarillos, insiste en que "tenemos que seguir movilizándonos todavía porque Macron nos desprecia y no escucha el discurso de los Chalecos amarilos. Ni siquiera trata de comprender que hay personas que viven en la pobreza y la inseguridad, y que hay enormes injusticias".

Pero también ha habido representación en otros lugares como Lille, Burdeos, Toulouse, o Nantes, donde se han producido algunos disturbios reprimidos por la policía con gases lacrimógenos.

En Marsella se ha abierto una investigación judical después de la muerte en el hospital en diciembre de 2018 de un octogenario que había resultado golpeado la noche anterior en su casa por una granada de gas lacrimógeno.

El movimiento de trabajadores contra el gobierno de Emmanuel Macron, que nació como una lucha contra el aumento de los impuestos y por un mayor poder adquisitivo, va a cumplir cuatro meses tiñendo las calles de amarillo y esta vez ha colocado su atuendo también a la réplica de la estatua de la libertd de Colmar.

Desde el primer sábado, 17 de noviembre, que salieron casi 300.000 personas a la calle, el volumen de las manifestaciones se ha desinflado, pero el movimiento, insisten, sigue vivo.