La mayoría de las variables se mantuvieron estables o volvieron a su nivel base seis meses después de volver a Tierra, según un estudio de la revista Science.
El espacio provoca cambios físicos, pero la mayoría revierten en la Tierra
El astronauta Scott Kelly pasó un año en el espacio durante el que sufrió cambios físicos, moleculares y cognitivos.
La mayoría de las variables se mantuvieron estables o volvieron a su nivel base seis meses después de volver a la Tierra, según un estudio sobre los cambios en el ser humano tras un año en el espacio publicado en la revista Science.
Durante 340 días, Scott Kelly estuvo en órbita constante en torno a la Tierra a bordo de la Estación Espacial Internacional. Su misión: reunir datos sobre él mismo.
Tomó muestras de su sangre.
Guardó, etiquetó y almacenó su orina.
Los juegos de ordenador le servían para probar memoria y velocidad de reacción.
Midió una y otra vez la reactividad de sus pupilas
A 350 kilómetros más abajo, en Tierra, Mark Kelly, el hermano gemelo de Scott, quien también había sido astronauta, llevó a cabo las mismas pruebas en paralelo con la misma planificación que en la Estación Espacial Internacional.
Los expertos detectaron disminución de la masa corporal, alargamiento de los telómeros, inestabilidad del genoma, distensión de la carótida, alteración de la estructura ocular y cierto declive limitado en el rendimiento cognitivo, aunque gran parte de estos parámetros volvieron a la normalidad en casa.
Una oportunidad única para aprender lo que le ocurre al cuerpo humano en la ingravidez del espacio a nivel molecular.