Con medidas como los centros de juventud Islandia ha reducido del 56% al 35% el número de menores de 16 años que ha ingerido alcohol
PUBLICIDADAlrededor de las 11 de la noche, la "patrulla de padres" comienza su paseo de fin de semana en un barrio de Reikiavik. Tratan de evitar que los menores salgan hasta tarde y acaben bebiendo o fumando. Para combatir la ingesta de alcohol, los centros juveniles ofrecen alternativas.
Los chicos que acuden aseguran que allí siempre hay algo que hacer para combatir el aburrimiento. Muchos creen que en el pa´ís hay un problema con la bebida, pero también cree que se trata de un tema de moda en los medios.
Con medidas como estas el país ha reducido del 56% al 35% el número de menores de 16 años que ha ingerido alcohol. El alcalde de la ciudad, Dagur B. Eggertsson, considera que se trata de un problema de alternativas: "Cuando se les da una oportunidad, quieren hacer deporte, quieren aprender a tocar un instrumento o formar una banda. Se trata de la sociedad dando mejores opciones".
Este éxito en la reducción del consumo de tabaco y alcohol se debe a un programa trazado por especialistas que consideran que el método debe ir más allá de la mera advertencia.
"Suena bien que decirles que las drogas son malas cambiará su comportamiento, pero en realidad no necesariamente sucede.", explica Inga Dóra Sigfúsdóttir, profesora de psicología de la universidad de Reikiavik, que considera que la advertencia puede en algunos casos despertar la curiosidad de los niños.