La incompetencia y la corrupción se esconden tras la crisis del agua en Bulgaria

La incompetencia y la corrupción se esconden tras la crisis del agua en Bulgaria
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Por Francisco Fuentes con AP
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Tras varios meses con contínuos cortes en el suministro de agua potable, los habitantes de Pernik, localidad búlgara del cinturón industrial de Sofía, han salido a las calles de la capital. Denuncian que la incompetencia y la corrupción están detrás del problema.

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Guerra del agua en Bulgaria. Los habitantes del cinturón industrial de Sofía denuncian que la corrupción se esconde detrás de los cortes del suministro.

Tras varios meses con contínuos cortes en el suministro de agua potable, los habitantes de Pernik, localidad búlgara del cinturón industrial de Sofía, han salido a las calles de la capital.

Denuncian que la incompetencia y la corrupción están detrás de un problema que no es nuevo. A principios de este mes el ministro de Medio Ambiente, Neno Dimov, se vio obligado a dimitir. Se enfrenta a penas de hasta ocho años de cárcel ante la sospecha de autorizar el desvío del agua de la red muncipal de suministro a las industrias de la zona.

Lea | La vida sin agua en Pernik

Se calcula que alrededor del 65% del agua destinada al consumo humano se pierde por las fugas en las tuberías. El racionamiento en el suministro es más frecuente desde noviembre. Además, las reservas de la zona se están agotando porque la potente industria del acero de la región recibe cada vez más agua. Los sindicatos consideran que 1.500 puestos de trabajo estarían en peligro si las factorías no tienen el agua suficiente.

"Esta crisis es consecuencia de contínuos robos. Puede ver qué está sucediendo por todo el país. Los recursos financieros y otros recursos para beneficio de unos pocos. Esta crisis del agua es inaceptable y no se puede achacar al calentamiento global", explica una de las manifestantes Tatiana Hristova.

Los cerca de 90.000 habitantes de Pernik tienen serias dificultades para cubrir sus necesidades de agua potable. Su indignación es absoluta, máxime desde que el alcalde suspendiera por primera vez en seis décadas el Festival Internacional de Máscaras, una de sus principales fuentes de ingresos.

Todo por la falta de agua.

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