La UE ha ofrecido a los representantes británicos negociar un acuerdo comercial "altamente ambicioso" sin aranceles ni cuotas para todos los bienes que entren en el mercado único. Bruselas insiste en la necesidad de respetar sus normas.
Posturas opuestas entre la Unión Europea y el Reino Unido ante la futura relación entre ambas partes. La UE ha ofrecido a los representantes británicos negociar un acuerdo comercial "altamente ambicioso" sin aranceles ni cuotas para todos los bienes que entren en el mercado único. Bruselas insiste en la necesidad de respetar sus normas.
"Lo que a mí me interesa es la coherencia. Evidentemente, si pedimos, según lo entiendo, por parte del Reino Unido, un acceso muy amplio al mercado de 450 millones de consumidores europeos, no se hará a cambio de nada. Y tampoco se hará sin condiciones razonables. Somos partidarios del libre comercio pero no vamos a ser ingenuos", declara Michel Barnier, negociador jefe de la UE para el Brexit.
Entretanto, el primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, considera que un acuerdo de libre comercio no debería implicar la adhesión a las regulaciones de ninguna de las partes.
"No hay necesidad de que un acuerdo de libre comercio implique la aceptación de las normas de la Unión Europea en materia de políticas de competencia, subvenciones, protección social, medio ambiente o cualquier otra cosa similar. Del mismo modo, tampoco la UE debería estar obligada a aceptar las normas del Reino Unido. Así, el Reino Unido mantendrá los más altos niveles en estas áreas, mejor en muchos aspectos que los de la UE, sin la obligación de un tratado", señala Boris Johnson.
Tras consumarse el Brexit, el bloque comunitario condiciona un pacto comercial con los británicos al cumplimiento de dos condiciones. De un lado, trata de asegurarse el respeto de la competencia, que debe ser justa. Del mismo modo, Bruselas aspira a lograr un acuerdo pesquero entre ambas partes para cerrar el acuerdo de libre comercio.