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La fórmula cubana, entrenar en la azotea cuando el confinamiento aprieta

La fórmula cubana, entrenar en la azotea cuando el confinamiento aprieta
Derechos de autor AP
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Por Beatriz Beiras con AFP
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Si no se puede salir a la calle, al menos sí se puede subir a la azotea. Es la suerte que tienen esto artistas y deportistas cubanos para seguir ejercitando su técnica y no perder comba.

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Una trampilla y la libertad. Todos los días Adrián Sánchez sube por esta claraboya a la azotea de su edificio. Como todos los cubanos está confinado en su casa y sólo puede salir para la compra. Pero Adrián es, a sus 22 años, primer solista del Ballet Nacional de Cuba. En tiempos normales entrena nueve horas al día, ahora no es cuestión de dejarse ir, y cuando cede el calor, arriba en su azotea, hace sus ejercicios de ballet durante dos o tres horas cada día.

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Adrian Sanchez: "Ahora estamos aquí, en el confinamiento que tenemos, entrenándonos, tratando de que el cuerpo no se desentrene, porque cuando todo esto pase tenemos que volver al ballet."

En la terraza de su edificio de la calle Tercera del barrio Playa , William Roblejo da todas las tardes un recital a cielo abierto de temas clásicos, música celta, y luego improvisa una descarga de jazz. Pero su violín está solo sin el bajo ni la guitarra que componen su exitoso William Roblejo's Trío.

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El músico admite que le ha sacado partido al confinamiento: "He estudiado un poco más, aunque no lo crea, aunque yo no lo crea, veo que he estudiado un poco más, y creo que estoy avanzando en mi música. Ahora quisiera que esto acabara para poder demostrarlo, ¿no?"

También los deportistas tienen que seguir trabajando el cuerpo y su técnica para poder demostrarlo llegado el momento, sobretodo cuando se trata de los Juegos Olímpicos, como es el caso del campeón panamericano de lucha grecorromana, Daniel Grégorich.

Él también se sube a la azotea, y le sienta bien:

"Y calma, por lo menos a mí, la ansiedad. Eso de no estar acostumbrado en la casa prácticamente todo el día entero en movimiento y me alivia bastante. Es el único espacio que encuentro para estar tranquilo."

La pentatleta Leydi Laura Moya también se entrena en un improvisado gimnasio sobre el techo de su casa, practica esgrima, tiro con una pistola láser y ejercicios de fuerza, pero sabe que esa rutina dista de la que debe seguir para llegar en forma a Tokio, "El rendimiento deportivo va a bajar", admite, pero confía en que haya tiempo para revertir esa situación cuando acabe el confinamiento en Cuba.

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