Trump reclama mano dura en Kenosha y asimila la violencia a "terrorismo doméstico". Visitó varios locales destruidos durante las protestas, pero no se reunió con la familia del afroamericano Jacob Blake
Donald Trump ha vuelto a hacer ondear su bandera de ley y orden en Kenosha. Allí el presidente estadounidense ha visitado varios locales destruidos en los últimos días, en el marco de las protestas provocadas después de que un policía disparara siete veces por la espalda al afroamericano Jacob Blake.
En su opinión, lo que hace falta es mano dura contra las protestas violentas, que achacó a la izquierda radical y a lo que definió como "terrorismo doméstico".
"No quieren que entremos (en la localidad) y después la destrucción ya está hecha (...) Los gobernadores tienen que llamar. Los alcaldes tienen que llamar. Tan pronto como lo hagan, el Gobierno federal entrará", dijo, para defender el envío de tropas de la Guardia Nacional y de agentes federales.
La visita de Trump provocó manifestaciones en contra del movimiento Black Lives Matter, pero también movilizó a sus simpatizantes.
Culpa a la extrema izquierda de hostigar las protestas
El mandatario, que ha llamado "tonto" y "estúpido" al alcalde de Kenosha, el demócrata John Antaramian, negó que exista en Estados Unidos un racismo sistémico y defendió el "trabajo increíble" de la Policía.
"Para detener la violencia política, debemos enfrentar la ideología radical que incluye esta violencia. Políticos imprudentes de extrema izquierda continúan impulsando el mensaje destructivo de que nuestra nación y nuestras fuerzas del orden son opresivas o racistas. En realidad, debemos dar un apoyo mucho mayor a nuestras fuerzas del orden", afirmó Trump.
Trump no se reunió con la familia de Blake
El presidente no se reunión con la familia de Blake, al que los siete disparos han dejado paralizada la mitad inferior del cuerpo.
En Los Ángeles hay llamamientos a manifestar después de la muerte de otro afroamericano por disparos de la policía.