La mayoría son mujeres y trabajan en la economía informal
Los trabajadores domésticos siguen estando a la cola de los derechos laborales. Sus condiciones de trabajo no han mejorado en una década pese a los compromisos adoptados por la Organización Internacional del Trabajo.
Un nuevo informe de la OIT revela que la pandemia ha empeorado su situación, no sólo porque han perdido sus puestos de trabajo en mayor número que los demás, sino también por lo que esto significa.
Según explica Guy Ryder, director general de la OIT, "significa que muchos de los trabajadores domésticos, que viven en las casas de las personas para las que trabajan, pueden haber perdido su lugar de residencia. Han perdido su hogar. Muchos de estos trabajadores son inmigrantes, por lo que su estatus dentro de un país puede ser cuestionado. Pueden estar desamparados".
Por eso, dice, "el drama de perder el trabajo, y siempre hay drama en la pérdida del empleo, se convierte casi en un problema humanitario. Un problema que consiste simplemente en ver cómo se puede salir adelante. Cómo sobrevivir. Esto expone las vulnerabilidades subyacentes de la falta de protección que con demasiada frecuencia afecta a estos trabajadores".
Unos trabajadores que son casi siempre trabajadoras. Las mujeres constituyen tres cuartas partes de los más de 75 millones de empleados domésticos que hay en el mundo. La mayoría de ellas trabajan en la economía informal, lo que las hace más vulnerables a la crisis.