La cima más alta de Japón ha estado vedada durante los largos meses de medidas contra el coronavirus. Ahora los viajeros vuelven a acudir en masa sobre todo para contemplar el espectacular amanecer por encima de las nubes.
La cima más alta de Japón ha estado vedada durante los largos meses de medidas contra el coronavirus. Ahora los viajeros vuelven a acudir en masa sobre todo para contemplar el espectacular amanecer por encima de las nubes.
Un centenar de personas se reunieron en la cima de la montaña a tres mil setecientos metros del altura.
Las pruebas de ciclismo se celebran en las laderas del mayor símbolo de Japón.
Las empinadas subidas de la carrera de larga distancia suponen un reto incluso para los atletas más en forma en pleno sofocante calor del verano japonés.
Pero aunque la montaña es impresionante, también es peligrosa.
Las rutas de escalada desde la quinta estación de sus laderas hasta la cima sólo están abiertas hasta septiembre.
El resto del año se considera que la montaña es demasiado peligrosa para escalar y se cierran los albergues y los aseos de las rutas de escalada para desanimar a los posibles excursionistas.