El plan de gobierno conciliador y moderado de los talibanes es recibido con escepticismo por la gran mayoría de los afganos. Mientras que la comunidad internacional estudia con cautela los movimientos de su nuevo interlocutor en Kabul.
La comunidad internacional y una población afgana temerosa estudian los primeros movimientos de los nuevos gobernantes.
Los talibanes dicen que respetarán los derechos de las mujeres, dentro de los límites de la ley islámica, ofrecen una amnistía a los que han luchado contra ellos y prometen que Afganistán no se convertirá en un refugio para terroristas. Con este mensaje moderado buscan conquistar a los más escépticos.
"Queremos un gobierno y un sistema que incluyan a personas de todas las escuelas de pensamiento. No queremos más guerra. Queremos la paz en Afganistán, y por eso se han mantenido las conversaciones", expresó Zabihullah Mujahid, portavoz del grupo durante una rueda de prensa el martes.
Sin embargo, el horizonte político es incierto. Y para los afganos, el cruento régimen de los talibanes antes de las llegada de Estados Unidos, sigue aún fresco en sus memorias.
Las mujeres permanecían confinadas en gran medidad en sus casas, se prohibía la televisión y la música, y se llevaban a cabo ejecuciones públicas.
Los vuelos de evacuación de ciudadanos extranjeros y afganos perseguidos se han intensificado. Solo Estados Unidos pretende evacuar 9 000 personas al día.
Varios países están creando sus propios planes de reasentamiento de afganos para los miles de personas que están desesperadas por salir.