El equipo de científicos del Instituto Español de Oceanografía ha recogido y analizado muestras de agua y del fondo marino antes y después de la llegada del magma
Detrás de las espectaculares imágenes del volcán Cumbre Vieja y el estudio de su evolución y consecuencias está el trabajo de muchos, entre otros, del Instituto Español de Oceanografía.
Su equipo científico ha recogido y analizado muestras de agua y del fondo marino antes y después de la llegada del magma. Tras diez días de misión con el buque Ramón Margalef, los científicos han podido anticipar lo que ocurrirá con la lava bajo el mar.
El equipo cartografió 30 hectáreas de diferentes zonas antes y después de la llegada de la lava. También han podido seguir la evolución del "delta" o fajana de lava a diario.
Las coladas llegan a unos 800 grados de temperatura. Al entrar en contacto con el agua marina, a unos 24 grados, la lava se fragmenta e implosiona, a la vez contrayendose y solidificandose.
La lava, una masa amorfa rica en vidrios volcánicos, cambia su naturaleza bajo el agua, se convierte en roca en forma de vidrio.
Los equipos del buque Ramón Margalef han tomado cerca de 3.000 muestras de agua de mar, desde la superficie hasta los 1.200 metros de profundidad. También se ha podido medir con precisión la temperatura del agua hasta prácticamente la colada de lava gracias al uso de drones submarinos.
Ahora comienza el análisis de las muestras en los laboratorios del Centro Oceanográfico de Canarias del IEO y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas donde se podrán analizar variables clave como la salinidad, el pH o la concentración de plancton.
Los microorganismos son un centinela muy eficaz para vigilar las alteraciones del estado ambiental del ecosistema porque reaccionan muy rápido a las perturbaciones.
También se han obtenido muestras de corales para investigar si tienen trazas de helio magmático fijado durante la erupción. El helio es el principal indicador de la actividad magmática en el subsuelo y puede aparecer varios días antes del comienzo de la actividad eruptiva.
El 14 de octubre está previsto que tome el relevo el buque oceanográfico Ángeles Alvariño equipado con un submarino no tripulado o ROV para intentar observar de forma directa la entrada de la lava en el mar. Las investigaciones del Ángeles Alvarino permitirán recabar información más detallada sobre el sistema volcánico de la isla, tomando muestras en el oeste y sur de la isla para detectar emisiones submarinas y signos de actividad volcánica.
Estas investigaciones permitirían mejorar los sistemas de predicción y alerta temprana en casos de nueva actividad volcánica.
El Instituto Español de Oceanografía ya realizó estudios en la erupción submarina de El Hierro en 2011 y en 2018 cuando comenzó a reactivarse la actividad sísima en La Palma. También han participado en misiones internacionales en zonas volcánicas publicando medio centenar de artículos científicos.