El 'desierto florido' es el laboratorio natural para ver la adaptación de la flora al clima extremo

La primavera austral se abre camino también en una de las zonas más áridas del mundo, el desierto de Atacama, en Chile. Entre septiembre y octubre, unas pequeñas flores violetas y amarillas, crecen pese a la dureza del entorno. Un fenómeno irregular que también sufre la amenaza del cambio climático.
Los científicos están en alerta porque este es un laboratorio natural para entender qué ocurrirá con los ecosistemas más frágiles del planeta.
"Son ecosistemas muy frágiles, entonces un poquito menos de lluvia o un poquito más de lluvia los va a sacar de esta especie de equilibrio en el que están, y los puede cambiar. Son ecosistemas únicos en el sentido que las plantas que sobreviven aquí tienen que tener una serie de estrategias muy particulares, justamente para permitirles sobrevivir aquí", explica Andrea Loaiza, bióloga de la Universidad de La Serena.
En este "desierto florido", las plantas consiguen germinar y crecer con apenas 15 milímetros cúbicos de precipitación, y sobrevivir bajo tierra durante años.
Entender cómo se adaptan a un entorno tan hostil es fundamental.
"El principal usuario del agua en este momento es la agricultura, la producción de alimentos por lo tanto para poder adaptarnos a un escenario de crisis climática necesitamos comprender los procesos naturales también, estos laboratorios que son en realidad un laboratorio natural para nosotros", añade Andrés Zurita, genetista del Instituto de Investigaciones Agropecuarias de Chile.
En este contexto de cambio climático global, los científicos consideran que este laboratorio natural de Atacama, permitirá el desarrollo de nuevas variedades adaptadas a una climatología cada vez más extrema.