Más de 400 iraquies han abandonado sus esperanzas de llegar a la Unión Europea y han volado de vuelta a casa desde Bielorrusia
Cientos de migrantes acampados a lo largo de la frontera entre Polonia y Bielorrusia han sido alojados temporalmente en almacenes en el lado bielorruso.
El espacio es escaso, pero al menos están resguardados de las gélidas temperaturas.
Alrededor de 2.000 personas han quedado varadas en el paso fronterizo, en medio de una guerra híbrida entre Bielorrusia y la Unión Europea.
"Este es el campamento que Bielorrusia ha construido para nosotros. Pero a medida que llegaba más gente del bosque se ha ido llenando más y más", dice un migrante kurdo desde el almacén al que ha sido trasladado.
"No sabemos qué va a pasar aquí. No sabemos si volveremos a Iraq o nos iremos a algún país europeo. Todo el mundo se ha gastado mucho dinero para venir aquí y no quieren volver. Nadie se hace responsable de nosotros".
En los campamentos improvisados cerca de la frontera polaca ya no queda nadie, según Bielorrusia. Las organizaciones humanitarias en el terreno alertan del rápido deterioro de una "tragedia humanitaria" que empeorará con el invierno.
Más de 400 iraquies han abandonado sus esperanzas de llegar a la Unión Europea y han volado de vuelta a casa desde Bielorrusia tras más de una semana de tensiones.