Funcionarios del País Vasco en España denuncian que los controles policiales franceses son "racistas" en la frontera que limita con España. Esto ha hecho, según las ONG, que muchos migrantes arriesguen la vida para entrar de otra forma a Francia.
Un joven marfileño es parado por la policía francesa. Es una escena habitual en la estación de Hendaya en la frontera entre Francia y España. Al no presentar un visado le envían directamente al tren de vuelta a España. Al igual que él, 13.000 migrantes fueron rechazados en los Pirineos en 2021, el doble que en 2020. Pero hace falta más para desanimar a este joven que atravesó el océano Atlántico para llegar a España
"Lo intentaré de nuevo y estoy seguro de que la próxima vez lo conseguiré", señala el joven.
Aunque Francia y España forman parte de Schengen y la zona es libre de pasaportes, los controles rutinarios de migración se restablecieron tras los atentados de París de 2015 y los efectivos policiales se han duplicado, según el Ministerio de Interior de Francia. Funcionarios españoles y asociaciones denuncian que los controles solo se dirigen a las personas por el color de su piel
Xabier Legarreta, director de Migración y Asilo del Gobierno Vasco, apunta: "Para nosotros, hace tiempo que se violan los acuerdos internacionales, se viola el espacio Schengen. La policía francesa lleva tiempo realizando controles fronterizos, que incluso me atrevería a calificar de racistas".
El aumento de los controles está empujando a los migrantes a asumir cada vez más riesgos según las ONG. En octubre, tres argelinos murieron arrollados por un tren a pocos kilómetros de la frontera. Y otros tres migrantes se ahogaron el año pasado intentado cruzar a nado el Bidasoa, el río que marca la frontera entre ambos países.