Mientras tanto, los líderes europeos buscan una salida imposible a la dependencia energética rusa
PUBLICIDADA punto de cumplirse dos semanas del inicio de la guerra en Ucrania, no hay señales de que vaya a terminar pronto. Mientras suena música patriótica en el centro de Kiev, el presidente ucraniano Volodímir Zelensky ha dirigido un mensaje a las tropas rusas:
"Nuestra resistencia durante casi dos semanas os ha demostrado que no nos rendiremos, porque esta es nuestra casa. Son nuestras familias y nuestros hijos. Lucharemos hasta que podamos recuperar nuestra tierra. Hasta que respondamos plenamente por nuestra gente asesinada, por nuestros hijos asesinados. Todavía podéis salvaros si se van a casa. No creáis a vuestros comandantes que dicen que aún tenéis una oportunidad en Ucrania. Aquí sólo os espera la cárcel y la muerte".
Moscú también trabaja en una guerra psicológica y ha reiterado las acusaciones sobre un supuesto programa de armas biológicas en Ucrania.
"Confirmamos los hechos revelados durante la operación militar especial en Ucrania que atestiguan la limpieza de emergencia de los rastros de los programas biológicos militares del régimen de Kiev. Estos programas fueron implementados por Kiev con financiación estadounidense. Por supuesto, no se trata de ningún uso pacífico: para fines científicos en beneficio de la paz, del desarrollo", ha dicho la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, Maria Zakharova.
El ministerio de exteriores ruso confirma que los ministros de Rusia y Ucrania se reunirán este jueves en Turquía.
Mientras tanto, los líderes europeos buscan una salida imposible a la dependencia energética rusa. "No me comprometería a cortar nuestro suministro de petróleo y gas de Rusia hoy, no es posible porque necesitamos el suministro. Y esa es la incómoda verdad", ha dicho el Primer Ministro de Países Bajos Mark Rutte.
Una realidad que preocupa a los líderes europeos y que ha abierto las primeras grietas en la respuesta unida del bloque occidental a la agresión rusa.